Comunidad de Madrid

Aguirre: «La reforma de nuestro sistema energético es ineludible»

Ha pasado dos semanas de baja médica tras ser intervenida de un cáncer de pecho. Un tiempo en el que ha encontrado la ocasión para reflexionar sobre las razones que la llevaron hace justo ahora 28 años a iniciar su aventura política que comenzó como concejal del Ayuntamiento de Madrid y que la ha llevado a convertirse en la primera y única presidenta autonómica de la historia de España. 

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En «La Razón de...» Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, compartió con políticos, familiares y amigos los motivos que la han llevado a estar en primera línea política desde hace casi tres décadas. Y es que aunque admite que ha pisado un poco el freno en su agenda política, «a veces desenfrenada», advirtió de que sigue teniendo tan presente como cuando empezó el «leit motiv» de su vida política: sus profundos principios liberales, «que son los que garantizan el progreso y aumentan las oportunidades de los ciudadanos para que puedan ejercer su libertad».

Aguirre analizó para este diario la «tremenda» situación por la que pasa España y sus causas, siempre desde su concepción liberal; pero también quiso lanzar un mensaje de futuro que, a su juicio pasa por que el PP lidere reformas «ineludibles» en educación, sanidad y en el sistema energético y laboral. «Una tarea formidable e ingente que liderará Mariano Rajoy».
La jefa del Ejecutivo madrileño lamentó la «desmoralización y el pesimismo» en el que hay en la sociedad. «Un sentimiento de fatalismo y resignación, que mira a la crisis como si fuera un fenómeno atmosférico o telúrico». Apostó por huir de los políticos totalitarios, «que lo que pretenden es cambiar a los ciudadanos, su manera de pensar, su manera de actuar, de comer, de comportarse, de vestir o de creer o no creer en Dios»; y aplicar soluciones liberales.

«Frente a los que esperan a que escampe la crisis –dijo– yo me rebelo». Para Aguirre la crisis ha llegado por «errores humanos» y sólo se saldrá si se hacen las cosas bien, empezando por eliminar los «dogmas que se han convertido en el principal freno de nuestro progreso». En este punto quiso lanzar un mensaje de optimismo al apuntar que las crisis «son la mejor oportunidad para tomar todas esas decisiones que la pereza o la corrección política impiden tomar y deben servir para coger impulso y cambiar todo lo que la misma crisis ha descubierto obsoleto o inútil». Un proceso de reforma que, según dijo «ya no lo puede liderar el actual Gobierno». Aguirre comenzó por la reforma educativa para la que propuso eliminar las homologaciones estatales. Asimismo, añadió que «es el momento de acabar con la escuela comprensiva» y «cerrar el experimento de las leyes socialistas de la LOGSE y la LOE».

Propuso llevar a cabo una reforma educativa, «pronto y con decisión», que «encuentre la fórmula que haga posible que todos nuestros alumnos puedan desarrollar las aptitudes que verdaderamente tienen», devuelva el prestigio a la enseñanza y restaure la autoridad del profesor.

Calificó de «absurdo» el actual modelo educativo que parte de que todos los alumnos son iguales y por ello apostó por que «no pase ni un minuto más» sin poner en marcha medidas que huyan de la intervención del Estado y aumenten la libertad y autonomía de los colegios, de los centros y de los padres, «para poder elegir distintas posibilidades de educar a los hijos».

 En cuanto a la «ineludible» reforma del modelo energético, la presidenta autonómica comenzó por calificar de «ocurrencia inconexa» y de una muestra más «del afán por prohibir de los gobiernos que temen a la libertad» la reducción a 110 km/h de la velocidad máxima en autopistas que ha puesto en marcha el Gobierno central. Aguirre, que abogó por reformar el sistema energético mediante la búsqueda de consensos, no quiso huir del debate sobre la energía nuclear. «El empecinamiento del Gobierno de luchar contra la energía nuclear, unido a una política de subvenciones descontroladas, es lo que nos ha conducido a tener una de las energías más caras de Europa», comenzó . La presidenta regional denunció entonces que «el 47% del recibo de la luz se dedica a impuestos, a la amortización de dos centrales nucleares que no han entrado en funcionamiento (Lemóniz y Valdecaballeros), a la subvención al carbón y a las energías eólica y fotovoltáica».

Aguirre no quiso pasar de largo sobre la situación de las centrales nucleares de Japón. La presidenta regional afirmó que «si se produjera un fallo verdaderamente grave habrá que replantear, sin duda, las medidas de seguridad de las centrales». Asimismo aseguró que «si los daños no son finalmente graves, habrá que reconocer que esa central de Fukushima, construida hace casi cuarenta años, ha resistido el accidente más grave que puede imaginarse». Además, quiso señalar que «el único accidente nuclear verdaderamente grave ha sido el de Chernóbil, que fue un fruto evidente del desprecio hacia los ciudadanos que cultivaban los regímenes comunistas».

«Campeona en desempleo»
La presidenta también se mostró partidaria de realizar una «profunda» reforma laboral. En este punto alabó la «larga y beneficiosa» sombra de la canciller Ángela Merkel, «que ha obligado al Gobierno a tomar unas medidas para agilizar el mercado de trabajo, que van en la buena dirección». Sin embargo, subrayó el peligro que puede suponer «dar pasos en contra de los propios principios», que es lo que, a su juicio, ha llevado a cabo Zapatero. De nuevo la presidenta destacó que «ésta es la mejor ocasión para acabar con el obsoleto modelo laboral heredado del franquismo y que ha convertido a España en la campeona del desempleo» y se mostró partidaria de una regulación laboral más flexible y liberalizada.

No quiso marcharse sin proponer reformas en el sistema impositivo, el de pensiones o el sanitario. Asimismo, advirtió de cómo la crisis ha sacado a la luz la triplicación de funciones del Estado de las Autonomías y la profusión de la actividad legisladora de las Cámaras autonómicas.