CRÍTICA DE CINE / «Cartas a Dios»: Una despedida en globo

«Mis padres son dos tarados que no saben de qué hablar desde que estoy enfermo». Lo escribe, en una de las cartas que vuelan hasta el cielo prendidas de un globo, Oscar, que tiene 10 años y se muere de cáncer. Ante el mutismo sobre su grave estado por parte de quienes le rodean, busca consuelo y verdades en la extraña Rosa, ex profesional de lucha libre que vende pizzas caseras en el hospital donde está ingresado. Una mujer de caracter vivo que decide visitarlo cada día e inventar un juego para que a Oscar le cueste menos asimilar que la vida se le acaba a chorros y no cumplió siquiera 11.

Filme de profundas raíces religiosas, sabe el cineasta eludir los momentos más duros de la historia (nos encontramos, por suerte, en las antípodas de «Camino»), aunque la mayor parte de los espectadores no soltará el klinex hasta que acabe la cinta. Habría que tener el corazón como una piedra. «Desaparecer no causa dolor, depende de ti», repite Rosa a un excesivamente maduro Oscar, que le pregunta si existe alguien superior para concluir, al final, que sólo Dios puede despertarlo del último sueño. Por suerte, ya no tiene ningún miedo.

lo mejor: el director no se recrea en los aspectos más duros de esta, con todo, terrible historia
lo peor: las ensoñaciones del chico, que intentan