Ciudad del Vaticano
Ciencia y vida con dignidad
Cuando un matrimonio quiere tener un hijo pero su deseo no se cumple suele a acudir a clínicas donde, en muchas ocasiones, se utilizan técnicas no aprobadas por la Iglesia católica porque en su proceso se descartan y manipulan embriones.
Para recordar que existe una alternativa a la procreación artificial, la Pontificia Academia para la Vida tiene previsto publicar un libro blanco sobre la esterilidad en el que ya están trabajando reputados científicos. El obispo barcelonés Ignacio Carrasco de Paula, presidente de esta institución, dio la noticia en su discurso de inauguración de la XVII Asamblea General de la Academia.
«Nadie dirige a las parejas a centros que curan la infertilidad, un campo en el que se han dado enormes pasos hacia adelante», afirmó Carrasco de Paula, quien criticó que se suela decir a esos matrimonios que esta opción supone «una pérdida de tiempo». «Precisamente para dar respuestas concretas hemos constituido un grupo de estudio» formado por expertos internacionales, que tienen como objetivo redactar un libro blanco en el que quien no desee recurrir a técnicas artificiales de reproducción podrá encontrar «todas las soluciones alternativas posibles».
Es habitual que la Academia reúna a científicos de talla mundial en grupos de trabajo para que den su opinión sobre una cuestión concreta relacionada con la dignidad humana. Ya se han afrontado así temas espinosos como el de los bancos de cordón umbilical y el del trauma posterior al aborto. Las conclusiones de estos expertos han sido expuestas estos días en Roma durante la Asamblea General, que concluye hoy con la audiencia que el Papa concede a los participantes. Con esta forma de trabajo la Pontificia Academia para la Vida obtiene respuestas para afrontar «argumentos complejos que exigen conocimientos científicos, técnicos, teológicos, éticos y morales de altísima calidad», explicó Carrasco de Paula. «Hay que adaptarse. A menudo nos piden explicaciones apropiadas otros dicasterios vaticanos, sobre todo cuando está en juego la dignidad humana».
El presidente de la Pontificia Academia recordó que es precisamente la persona «el centro» de la actividad de esta institución. «Frente a un mundo tan agresivo hacia la vida debemos reafirmar con fuerza la necesidad de defender al hombre en su integridad».
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