Europa

Manhattan

Todos dicen I love you Julia

Para San Sebastián, la Roberts ya es una de las grandes. Anoche recibió el Premio Donostia a toda su carrera de manos de Javier Bardem, su compañero de reparto en «Come, reza, ama», que se estrena el viernes

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Todos dicen «I love you, Julia». Porque su sonrisa ha devuelto al Festival a las portadas. El director de «Come, reza, ama», Ryan Murphy, muy popular gracias a la serie «Glee», dice que «cuando entra en escena hay una fiesta del amor». Por rodar con ella, Javier Bardem aceptó un papel amable por primera vez en mucho tiempo: «Es muy valiente a la hora de actuar. No tiene ningún miedo y hace las secuencias sin control previo», afirmó el actor. Los periodistas, también, incluso aquellos que pensábamos que el traje del Donostia le quedaba un poco ancho a su carrera. Entendimos que si el «glamour» se mide en minutos de espera, «Pretty Woman» derrochó varios litros en el Kursaal. También perdonamos la parquedad de sus explicaciones en una rueda de prensa excesivamente tensa por las exigencias de Javier Bardem, temeroso de que le preguntaran sobre el embarazo de Penélope Cruz. Pero minutos después, en la proximidad de la entrevista, nos deslumbró, primero con las piernas eternas que un pantalón cortísimo nos dejaba ver casi enteras, después con su sonrisa, que ayer fue comparada a los ojos azules de Paul Newman.

Un ritual

Y un poco más tarde por su ritual de seducción: primero apoya la mejilla en su mano para escuchar las preguntas, mira al infinito durante las respuestas, al tiempo que juguetea con los cordones de su blusa –no pierde detalle de todo lo que ocurre a su alrededor, y es ella la que reparte los tiempos– y acaba cada respuesta con un gesto cariñoso de su nariz afilada y ligeramente desviada. «Es fantástico sentirte reconocida por algo que te encanta hacer. En estos días cuanto más me hablaban del festival más nerviosa me ponía», dice, con la emoción justa, sobre el premio.

Hay quien le pregunta por el secreto de su éxito entre el público femenino, algo poco habitual en las actrices que derriten a los hombres: «No lo sé y no lo quiero saber, porque entonces dejaría de ser natural», explicaba Roberts. La mujer de los 20 millones de dólares, ése fue el récord que rompió en su contrato para protagonizar «Erin Brockovich», que le acabaría proporcionando un Oscar, no se siente poderosa: «La influencia de un actor en un proyecto llega hasta cierto punto, por eso muchos se hacen directores», confirma.

La excusa del viaje
Pero toca hablar de «Come, reza, ama», que para eso se estrena el viernes, y es el verdadero motivo de este viaje a Europa. Como las estrellas también leen, Roberts aceptó el proyecto porque conocía el libro en el que estaba basado, un «best- seller» con el que Elizabeth Gilbert despachó, sólo en Estados Unidos, 6,2 millones de ejemplares.

Como decíamos en el previo del festival, se trata de una especie de guía de autoayuda audiovisual que surge de la desilusión de una cuarentona neoyorquina que lo tiene aparentemente todo. Dinamita la estabilidad de su vida social en Manhattan y emprende un viaje, en tres paradas, que le otorgarán otras tantas lecciones vitales. En Italia rompe el tabú de que «toda mujer necesita un marido», en el ashram de la India que «meditar es sentarse en silencio y sonreír también con la cara»; y en Balí que «perder el equilibrio por amor es parte del equilibrio vital».

Encontrar la motivación

No quiso desvelarnos si, como se rumorea, tanta meditación durante el rodaje la ha acercado al budismo; pero sí que implicarse en esta película le ha proporcionado también a ella una moraleja: «El proyecto ponía a prueba mi motivación para esta profesión y me ha confirmado que me encanta y que no cambio lo de trabajar fuera de casa por nada».

Hablando de moralejas, su personaje reivindica el gusto por comer sin mirar la báscula, pero, ¿puede permitírselo la novia de América? ¿Cuánto ha contribuido Hollywood a esta fiebre planetaria por obtener el cuerpo perfecto? «Tengo una gran relación con la comida porque así me educaron. Me encanta cocinar y comer. Nunca he sentido una presión en Hollywood por algo tan superficial como la apariencia física. Además, no entiendo este pánico cultural por obtener el ideal de belleza, de juventud y de delgadez», dijo la actriz sin que pareciese una pose. «Lo atractivo de alguien es cómo se siente consigo mismo, independientemente de si eres más alto o más bajo. Ahora que ya tengo una edad procuraré no rendirme a este pánico», aseguró.

Por las palabras de Bardem, que ha compartido cama con ella en el filme, parece que no tiene que preocuparse. A muchos les ha sorprendido la presencia del intérprete en una producción tan comercial como ésta. El director reconoce que «nos costó mucho convencerle, pero necesitábamos a un actor de la talla interpretativa. A él también le ha venido bien porque llevaba mucho tiempo encarnando personajes muy oscuros», explicó. Todo lo contrario a Felipe, su papel, que es el brasileño casi madurito, interesante y sensible que toda mujer quisiera encontrar a cierta edad. Además, es un padre preocupado por un hijo que ya no le necesita. Tiene la edad suficiente como para recomendarle que se vuelva a abrir al amor tras el fracaso con su madre hace diez años.

El actor español comparecía por primera vez en España desde que conocimos que se había casado en secreto con Penélope Cruz y que esperan su primer hijo. La actriz, que acaba de rodar «Piratas del Caribe», no le acompañó ayer, pero sí su madre, Pilar Bardem. La gestión de la información íntima que ha hecho la pareja ha propiciado que su vida privada, lejos de no importar, ocupe el primer plano de la actualidad, más allá de la cinematográfica. Después de declarar públicamente su amor en Cannes a Pe, ayer en San Sebastián prohibió las preguntas personales y las esquivó incluso cuando eran o parecían indirectas.

Así que se habló de trabajo, de que empieza a rodar en octubre con Terrence Malik («La delgada línea roja»): «Soy uno de los pocos privilegiados que rodará con este gran humanista y poeta visual. No os puedo contar demasiado de la historia porque yo tampoco sé mucho».

Coincidirá con Ben Affleck y Rachel Weisz, con quien comparte adoración por Amenábar: ella protagonizó «Ágora» y él, «Mar adentro», las dos últimas obras del director. No hay planes en España: «Yo no diferencio entre trabajar aquí o allí. Es más difícil hacerlo en Europa que en Estados Unidos», dijo. «No he recibido ofertas de Alemania o de Italia, pero sí en Norteamerica, porque allí eres un extranjero más y puedes hacer personajes con acento». De España, precisó, recibe material, pero no le interesa tanto como el americano.

Un descubrimiento

El director de la película, Ryan Murphy, explicó que rodar con Julia Roberts y Javier Bardem fue fácil: «Enseguida, ambos empezaron a llevarse muy bien, había mucha admiración previa entre ellos», aseguró. «Por tanto, ha habido bastante respeto», que pronto se convirtió en diversión: Los dos son muy graciosos y "muy exhuberantes». Además, se mostró «sorprendido» de «cuánto se parecía» Bardem a su personaje. Y también Roberts al suyo, de la que dijo que «no creo que haya hecho nunca un papel al que se parezca tanto personalmente». Por eso, dijo Murphy, la película ha sido «como asistir a un descubrimiento».


El detalle YSL: puntadas con hilo
Gracias al documental «L' amour fou» (El amor loco), Yves Saint Laurent se ha colado en el festival. Más que él, su compañero sentimental, Pierre Bergé, quien produce el proyecto y explica ante la cámara del director Pierre Thorreton por qué ha decidido vender los 1.200 objetos que formaban parte del legado del diseñador. «El amor debe ser loco, pero también pragmático», aclara el realizador. Más allá de la polémica sobre la herencia, descubrimos que vivir tantos años junto a un genio, según Bergé, sólo es posible si existe una división clara de papeles. La cinta ha obtenido uno de los premios Fipresci de Toronto y ha sido muy bien recibida en San Sebastián.