Los mohicanos por Alfonso Ussía

Creo recordar que fue el gran don Alfredo –me refiero a Di Stéfano, no al otro–, el que expuso su extrañeza por el corte de pelo que se hizo Portillo pocos días después de meter un gol con el Real Madrid. El llamado por la prensa especializada «killer de Aranjuez» se dejó la frondosidad pilosa como un mohicano. No volvió a meter otro gol y se fue del Real Madrid en busca de nuevos retos, afortunadamente para el Madrid. Sucedió algo parecido al tenista Verdasco. Tiene una gran clase, pero le falta cabeza. Ahora se la ha pelado al cero por ver si le entra alguna de las ideas que no tuvo durante su etapa mohicana.

Los mohicanos desaparecieron, en gran parte, por su culpa. Esa cresta no ayuda a la reflexión, y entre unos y otros, los franceses y los ingleses, y ellos mismos, que se masacraron, la tierra se quedó sin mohicanos. En la isla Mauricio también se extinguió el pájaro Dodó, un ave singular con un pequeño crestón en la cabeza. No pensaban. Se me dirá con razón que Cristiano Ronaldo también se peina a lo mohicano. La excepción confirma la regla. Mete cincuenta goles por temporada y por ello tiene sobrado derecho a llevar el pelo que quiera, tirabuzones incluidos. Pero me desasosegó la imagen de Callejón. ¿Quién es Callejón? Todavía muy poca cosa. Y lleva un pelo mohicano de acusado agilipollamiento. Les ha dado por ahí y el Real Madrid, que también tiene derecho a su imagen, haría bien en normalizar la de sus empleados ilustres y millonarios.

Por lo demás, la primera impresión ha sido buena en su encuentro con el Barça. Siguen sobrando Higuaín y me atrevo a escribir que Pepe, al que aún no le ha llegado el sosiego de la cordura. Le sobra la cresta de Callejón y un rescoldo de complejo de inferioridad ante el Barcelona, que sigue jugando con doce. Me dio la impresión que Messi ha optado también por la extravagancia y eso es bueno para el Real Madrid. Vaticino un buen año para los blancos. Tiene todo para ganarlo. El Real Madrid y la Cope. Valdano está en la Ser.