Barcelona

Monteseirín: «El sobrecoste de Fibes es menor que otros»

El proyecto de Vázquez Consuegra se ha incrementado en 20 millones respecto al presupuesto inicial.

La ampliación del Palacio de Congresos ha «engullido» 20 millones más de lo previsto y su coste ascenderá a 90 millones
La ampliación del Palacio de Congresos ha «engullido» 20 millones más de lo previsto y su coste ascenderá a 90 milloneslarazon

SEVILLA- Donde hay una obra, hay un sobrecoste y éste será directamente proporcional a la envergadura de la primera. El «teorema de Monteseirín», que ha regido los casi doce años de mandato del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, le ha impedido terminar un gran proyecto en plazo. En el ocaso de su mandato, el regidor ha creado una segunda parte para completar el axioma: si se analiza por metro cuadrado, el coste se rebajará respecto a obras similares. Sólo así se comprende la enésima justificación que hizo, esta vez del desvío presupuestario en la ampliación de Fibes, sobre el que dijo que es «infinitamente menor» que el registrado en ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona o Bilbao. «Todas las grandes obras en todas las grandes ciudades cuestan más de lo que inicialmente se prevé», insistió el alcalde, reticente a hacer comparativas en otros ámbitos con las capitales españolas que conforman el «top-5».
En una entrevista concedida a Europa Press, Monteseirín defendió el incremento en 20 millones del nuevo Fibes aduciendo que «cuando mayor es la obra mayor es el riesgo de que esto ocurra, pasa hasta en las obras que haces en tu casa». En su opinión, «se ha encarecido un poco pero mucho menos de lo que ocurre en otros sitios», y aseguró que si se hiciera un análisis por metro cuadrado o por plaza de congresista, serían «mucho menores que los costes de otros proyectos similares».
El regidor se manifestó «contento» por haber escogido la idea del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra aunque «sabíamos que tenía más costes y que era más complejo, pero merecía la pena». Reivindicó como «fundamental» la idea de que «yo no podía simplemente impulsar un palacio de congresos para competir con las salas de los hoteles, sino que había que invertir una cantidad importante». «Es mi gran obsesión, que la inversión no se agote en sí misma –prosiguió Monteseirín–. Hacer obras cobardes y mezquinas evita muchos quebraderos de cabeza, pero luego no se aporta nada más».