Artistas

«Aún no he recuperado mi colección de relojes de lujo»

El empresario también denunció en 2002 el robo de un Rolex y un Pateck Philippe entre otros objetos de joyería 

«Aún no he recuperado mi colección de relojes de lujo»
«Aún no he recuperado mi colección de relojes de lujo»larazon

MADRID- Ahora que conoce el resultado de la «operación Alejandro», desarrollada por la Guardia Civil de Ávila en colaboración con la madrileña, Orlando empieza a atar cabos. Su residencia habitual está en la capital, pero aquella temporada de 2002 estaba arreglando el piso de Madrid, por lo que se trasladó por un tiempo a la finca avulense. Su hijo menor sabía perfectamente los días que él no aparecía por allí y quizás por eso «pasó» la información a sus compinches. Según sospecha Orlando, fue su ex mujer, Pelusa Aymerich López, ejecutiva de la cadena de decoración Becara, la que planeó todo, aunque tampoco sabe explicar muy bien por qué. «Fue ella la que se quiso separar y ya había pasado mucho tiempo, 16 años. Se podía haber vengado antes, no cuando ya había rehecho mi vida y estaba esperando mi primer hijo con mi nueva pareja». Pero lo que menos entiende Orlando es la razón por la que sus hijos han podido hacerle algo así. «Cuando nos separamos ellos se vinieron a vivir conmigo. Les he enviado a los mejores colegios de EE UU y han estado a mi lado hasta que han querido», asegura emocionado.
Con los años, Mariana (de 30 años), César (de 28) y Guillermo Gallego Aymerich (de 26) fueron abandonando el hogar paterno. El pequeño, Guillermo, fue el único que mantuvo el contacto con su padre y pasaba con él mucho tiempo en la casa de Ávila. De hecho, él estaba presente el día en que Orlando se encontró con su hogar patas arriba.
«Ha sido tu hermano»
El empresario llegó un día a la finca de Maello y se le heló la sangre. La puerta del garaje estaba forzada y ya se hizo una idea de lo que había o, mejor dicho, faltaba en el interior de la vivienda. «Sabían dónde hacerme daño porque soy un apasionado del arte, es mi vicio». En total, echó en falta siete piezas importantes, entre ellas un cuadro de Salvador Dalí, uno de Joaquín Sorolla o un retrato de Hernán Cortés del siglo XVI.
Pero los cacos no sólo echaron mano del arte. «Tenía que ser alguien cercano porque sabían dónde escondía las cosas», pensó el empresario. Y es que tampoco había rastro de una colección de relojes que pueden alcanzar el millón de euros en el mercado. Un Rolex de la colección «Day and Date», un Pateck Philippe (vio cómo subastaban uno similar en Sotheby's por 120.000 libras), dos Girard Perregaux, dos Breitling, una decena de plumas estilográficas, un televisor, un DVD y otros objetos de valor.
«Ese día estaba Guillermo conmigo y le dije: "esto ha sido tu hermano César", porque me olía algo raro», explica Orlando. «Pero enseguida llamó su madre y la escuché como decía "tú padre está loco"y por eso quise quitarme la idea de la cabeza. No pensé que fueran tan buenos actores y que mi hijo tuviera la cara de aguantar el tipo a mi lado sabiendo lo que habían hecho». Pero, según la Guardia Civil, así fue.
A pesar de todo, lo que más le duele a Orlando, es haber perdido el trato con ellos. «Ni siquiera llamaron cuando murió mi madre, que fue quien realmente les crio tras la separación matrimonial». En cualquier caso, ya había pasado mucho tiempo, casi diez años, y Orlando prácticamente se había olvidado del tema porque tampoco es alguien a quien le haga mucha falta el dinero. Una huella de su hijo mediano hallada en la finca y cotejada con otra de este verano puso a los agentes tras la pista. El robo de los cuadros está resuelto pero aún queda el juicio, al que Orlando no piensa ni presentarse. «Mandaré a mi abogado. No quiero ni verlos».