Sevilla
«Si queréis a un gitano matadme a mí»
La segunda reunión entre calés y nigerianos en Son Gotleu no prospera y el conflicto se complica. Los vecinos creen que se han «cargado el barrio»
«Si queréis matar a algún gitano, matadme a mí». Con estas palabras incendiarias, Joaquín Fernández, erigido en representante de la etnia gitana en el barrio de Son Gotleu, en Palma de Mallorca, encendió ayer los ánimos de venganza de la comunidad subsahariana de la zona.
En la madrugada del pasado lunes, el nigeriano Efosa Okosun, de 28 años, caía desde la terraza de un edificio de cinco plantas en la calle Tomás Rullán. Aunque la investigación policial apunta a una muerte accidental, sus compatriotas están convencidos de que un grupo de gitanos fueron los responsables. ¿El motivo? La lucha por controlar el monopolio de la droga en la isla, según los agentes de Policía de la zona. Al día siguiente, lunes, los compatriotas de Okosun se enfrentaron a los gitanos y a los agentes, que intentaban dispersarlos en una verdadera batalla campal que dejó 50 coches quemados, mobiliario urbano destrozado, cinco nigerianos detenidos, varios heridos y, en días posteriores, miedo entre los comercios, decididos a no abrir, y despliegue policial inigualable (hasta 20 furgones de Policía).
La hermana del fallecido, Gloria Okosun, arropada por unos 150 africanos, clamaba ayer justicia a la puerta de la comisaría. «¿Cómo iba a ir de un balcón a otro? No tiene sentido. Los gitanos le pegaron y golpearon hasta que saltó por ahí. Después cayó», explicó ayer a LA RAZÓN entre gritos de apoyo por parte de sus compatriotas. El número de gitanos congregados, sin embargo, no llegaba ni a cinco. «Ésos tiran la piedra y esconden la mano», acusaba el dueño español de un bar cercano. «Entre unos y otros, se han cargado la zona. Las 3.000 viviendas de Sevilla, comparado con esto, es una guardería», añadió irónico.
Tras dos horas de tensa reunión entre las comunidades gitana y nigeriana, el llamamiento a la calma de sus representantes no caló entre los subsaharianos. Robert Uwagboe, portavoz de la comunidad nigeriana, exigió calma. «La Policía va a buscar al culpable. Todos tranquilos, por favor». Los compatriotas ovacionaron y abuchearon a partes iguales. Por lo bajo, muchos decían que Uwagboe no los representa. «Se ha quedado con alguna de las subvenciones otorgadas por el Gobierno a los inmigrantes», apuntó un agente.
Por su parte, el supuesto conciliador gitano, Joaquín Fernández, tampoco apaciguó mucho. Tras decir que lo mataran a él, exclamó: «No hay rivalidad alguna entre gitanos y nigerianos». Los vecinos de la zona explican que hace ya varios años ambas comunidades compiten por el monopolio de la droga. Es un secreto a voces. «Antes estaba en manos de gitanos. Con la llegada de los morenos, tuvieron que compartir, y eso no les gusta», afirmó J. L. R, de 36 años, residente en Son Gotleu. «Encontraremos al culpable, sea de la raza que sea», dijo el jefe de seguridad ciudadana del Ayuntamiento, Guillermo Navarro, entre los gritos del vecindario.
Cambio radical
El barrio de Son Gotleu fue tradicionalmente de emigrantes andaluces. En los 80 era un barrio humilde, pero tranquilo. En la actualidad, viven 3.000 habitantes de origen africano y los conflictos.
Nueva pelea racial en Lérida
Los vecinos del centro histórico de Lérida denunciaron ayer que durante la madrugada del miércoles se produjo una pelea multitudinaria entre inmigrantes de origen magrebí y subsaharianos, en las que se vieron implicadas más de 30 personas. El conflicto terminó con la intervención de la guardia urbana de la ciudad, que actuó con rapidez y evitó «un posible linchamiento de un ciudadano magrebí», según indicó la plataforma vecinal del Pla de l'Aigua en un comunicado. Los vecinos lamentan además que el dispositivo de seguridad puesto en marcha este verano «es un parche que no soluciona el conflicto».
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