Sevilla
Libros siempre libros por Enrique Miguel Rodríguez
Asistí en el fastuoso salón Colón del Ayuntamiento sevillano, lleno de pinturas de Don Alfonso XII, la Reina regente Doña María Cristina, con su hijo Alfonso XII, muy pequeño, vestido como se hacía en la época, con faldón. Doña María de la Mercedes, la Reina de los romances, y claro está, Don Juan Carlos presidiendo. En ese marco, Juan Eslava Galán, el escritor que hace de sus novelas históricas auténticos «bestsellers», pregonó la Feria del Libro. Su parlamento estuvo lleno de amor por la ciudad, dejando claro que Sevilla es la más literaria urbe del universo. Contó que la descubrió la primera vez que la pisó, porque hay poetas y escritores en cualquier esquina, recordó que lo eran su peluquero, su carnicero, su frutero, su vecino… Aseguró que fue en Sevilla, y no en Segovia, donde estuvo la primera imprenta de España. Que tiene un género literario propio, que es el pregón, exportado a muchos otros lugares. También afirma que la melodía del español que se habla en América, y que es el mejor y más rico castellano, nace en Sevilla. Como único puerto posible para poder marchar a las colonias americanas, muchísima gente llegaba a Sevilla para presentar sus documentaciones y poder embarcar. Tardaban entre uno y cinco años en partir, los que lo conseguían, por lo que terminaban hablando en «sevillano». Puso como ejemplo de los que no tuvieron la fortuna de poder emigrar a Don Miguel de Cervantes. Llegó, presentó sus papeles, que se hallan en el Archivo de Indias, y no solamente le denegaron la travesía, como es sabido, terminó en la cárcel situada en la actual calle Sierpes. Asegura Eslava Galán que, por una vez y sin que sirva de precedente, habrá que agradecer a la lenta y corrupta Administración de la época, el castigo impuesto a Cervantes. Si hubiese emigrado encontrando un cierto bienestar, difícilmente habría escrito Don Quijote de la Mancha. También afirma que, como le dijo José Manuel Lara, el fundador de Planeta, que el que lee libros, difícilmente no ocupa un sitio aceptable en la vida. Delicioso, sevillanísimo y además breve pregón. Reitero, libros, siempre libros.
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