El Ejemplo de la Guardia Civil

ZARAGOZA- Un ejemplo de «generosidad» y «eficacia». Así es la Guardia Civil y así lo reconoció ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Y es que a nadie se le escapa que alcanzar sus objetivos con la escasez de medios que soportan es toda una proeza. El titular de Interior presidió los actos en la plaza del Pilar de Zaragoza, acompañado por la presidenta aragonesa, Luisa Fernanda Rudi, que ejerció de madrina del cuerpo; del alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y del director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, entre otros.

El titular de Interior no dudó en felicitar, por primera vez desde que ocupa el cargo, a todos los miembros de la Guardia Civil y agradecer a los zaragozanos «hacer posible este acto, pese a algunos». En su alocución destacó la contribución de los agentes del cuerpo para la vertebración del territorio y el «sacrificio supremo» que a lo largo de la historia han tenido que realizar muchos de sus miembros al dar su propia vida por el país, así como su capacidad para adaptarse a los cambios y seguir cumpliendo «fielmente» sus cometidos.

Es más, reconoció que sin los valores de disciplina, vocación, servicio y lealtad, la Guardia Civil «no sería la Guardia Civil», un cuerpo ejemplo de «generosidad» y «eficacia» que «debe hacernos ver que aunando esfuerzos, seremos capaces».

Honores a su patrona
Pero el día deparaba aún más detalles: la Guardia Civil concendió la Gran Cruz de la Orden del Mérito del Cuerpo a la Virgen del Pilar, una decisión que muchos llevaban reclamando desde hace años. En su discurso, el titular de Interior dijo hacer entrega de esta distinción como «una humilde muestra de nuestro reconocimiento, devoción y respeto».

A punto de cumplir cien años de patronazgo, Fernández Díaz agradeció a la Virgen del Pilar el haber «protegido a los miembros del Cuerpo allá donde han defendido la seguridad y las libertades de los españoles». Y también tuvo un recuerdo para los agentes que han quedado por el camino, los «que decidieron entregar su vida en pos de un bien mayor y común».

Una alocución que terminó con un ruego a la patrona, dados los tiempos que corren: «No permitáis que flaqueemos en nuestras convicciones para que, siguiendo vuestro ejemplo, podamos seguir cumpliendo nuestro trabajo» y que «los guardias civiles sigan siendo una de las columnas sobre las que se vertebre nuestra nación».