Crítica de libros
Se acabó el café
Se acabó el café para todos. Lo dice el vicepresidente de la CEOE y me pongo a temblar. Arturo Fernández lo tiene claro: la situación es insostenible. Hay que darle una vuelta a todo en España. Estoy de acuerdo. Pero todo es todo. ¿Qué tal si empezamos por el progreso a cualquier precio? Es sólo una sugerencia. Mientras descanse nuestro bienestar únicamente en lo económico, mal iremos. Parecería que sólo el negocio importa. Producir y producir. Y eso no es así. O no lo es para muchos españoles. Cada vez más. Frente a esa realidad mercantilista que no deja tiempo para las relaciones y el ocio como algo imprescindible para crecer, hay otras alternativas como la de un consumo esponsable. Resulta cuando menos llamativo que, a la hora de plantear el progreso de la sociedad, casi nunca se tengan en cuenta, para ese avance, para esa mejora, las capacidades personales, el cuidado de la familia o el disfrute del tiempo libre. No es verdad que el consumo sea la solución mágica a todos los problemas sociales. Como no lo es que la crisis finaciera que nos atenaza se deba a una especie de desastre natural. La ha provocado gente muy concreta y podía habeerse evitado. Estoy de acuerdo con el vicepresidente de la CEOE: vivir con menos es una exigencia. Comparto su mensaje de sobriedad, de ahorro. Entiéndaseme bien: de privación, que no es lo mismo que privatización.
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