España
Investigación e innovación
El nexo que une las actividades de Investigación y Desarrollo y el crecimiento potencial de las economías reside en la difusión de las innovaciones que generan estas actividades. Aquellos resultados que están más vinculados al desarrollo tecnológico, como las patentes, estarán más estrechamente relacionados con los procesos innovadores que los resultados más vinculados con la investigación básica. Por unidad de gasto en I+D, España genera menos patentes pero más artículos científicos que la media de la UE. España tiene una orientación de su sistema de ciencia y tecnología mucho más especializado en la generación de artículos científicos que en la obtención de patentes en comparación con Europa, lo que cuestiona si la actual orientación de nuestros recursos es la que más se adecua a las necesidades y preferencias de la economía y de la sociedad españolas. De los datos empíricos se desprende que, para un mismo nivel de gasto en I+D, cuanto mayor es el porcentaje del gasto total que ejecuta el sector empresarial mayor es el número de patentes obtenidas y menor el de publicaciones. Por otra parte, también se constatan grandes diferencias en el esfuerzo relativo que realizan los países en I+D, mediante un análisis empírico para detectar algunas de las variables que influyen en el esfuerzo investigador relativo de los diferentes países. En este caso, la variable más importante para explicar este comportamiento es la del PIB per cápita, encontrando que, a mayor nivel de desarrollo, mayor es también el esfuerzo que los países destinan a actividades de I+D.
El Instituto de Estudios Económicos y Bancaja hemos presentado un estudio de Luis Gámir sobre «La investigación y la innovación en España». Resultados y recursos en un marco comparado. Según el ex ministro, España destina 295 euros por persona a I+D, cifra bastante inferior a la que invierte la UE-15, situando al país en la zona medio-baja en recursos destinados a la investigación. No sólo el crecimiento de los recursos destinados a actividades de I+D+i debería ser uno de los principales objetivos de una política económica que persiguiera el incremento de la productividad y del crecimiento económico a medio y a largo plazo, sino que lo importante son los output que se generan con las actividades de I+D+i, que pueden ser de distinta naturaleza y con impactos diversos sobre la competitividad y sobre el crecimiento.
Cuando desglosamos por sectores, observamos que el PIB per cápita tiene capacidad explicativa tanto en el gasto en I+D de las empresas como en el de las universidades. En todo caso, lo que realmente genera efectos sobre la productividad, la competitividad y el crecimiento potencial a largo plazo es la difusión o el uso de nuevas tecnologías e innovaciones. Por tanto, el ritmo de adopción de nuevas tecnologías se convierte en variable clave para explicar el comportamiento diferencial que experimentan las economías, una vez que han alcanzado cierto nivel de desarrollo. De este modo, las economías más dinámicas serán las que apliquen las nuevas tecnologías con mayor rapidez y extensión. En el caso de España, la capacidad innovadora sufre un importante retraso algo menor que en el caso del gasto en I+D pero, quizás, más preocupante, pues, a diferencia del gasto en I+D, no muestra tendencia clara a recortar diferencias.
También se puede relacionar el esfuerzo en innovación con el PIB per cápita. El resultado es similar: existe una relación positiva, lo que supone que los países más avanzados son los que tienen mayor capacidad innovadora. En este ejercicio, la situación española también sería similar a la del gasto en I+D. Así, el esfuerzo español en innovación no es sólo inferior a la media europea, sino que también es inferior al valor teórico que le correspondería de acuerdo con nuestro grado de desarrollo. En lo referente a la relación entre los modelos de crecimiento, la crisis y la I+D+i, si analizamos el patrón de crecimiento 1996-2007, concluimos que: a) contra lo que se suele decir, no parece lógico presentar este modelo como «el del ladrillo»; y b) era coherente con la totalidad de ese patrón de crecimiento el hecho de que el desarrollo fuera poco intensivo en I+D y en innovación. A la crisis económica se la puede caracterizar como «lo mismo pero al revés» que el periodo de crecimiento 1996-2007.
En todo caso, por el momento, no se ha iniciado un proceso de crecimiento intensivo en desarrollo tecnológico. El modelo ante la crisis debe ser más intensivo en valor añadido por trabajador, en exportación y en innovación, y en I+D empresarial, más que en I+D en general.
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