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Carta de ajuste por María José Navarro
Una, que tiene, como casi todo el mundo con trabajo, mucha suerte y poco ocio, ocupa parte de su tiempo libre antes de acostarse en ver alguna serie de por ahí, de esas cuyos episodios sin cortes publicitarios duran lo justo antes de caer en la rebaba y el ronquido en el sofá. Digo series de por ahí y me refiero a las extranjeras, porque las de por aquí cada vez son menos, Dios ampare a nuestros guionistas. Entiendo las dificultades por las que pasan las televisiones, sobre todo la y las públicas, lo que no comprendo es que para ahorrar TVE reponga «Ana y los siete», ejercicio de vergüenza ajena envasada al vacío. Y eso que yo soy mega fan de la escena en la que la Obregón, en salto de cama, le pregunta a Roberto Álvarez si, en verdad, la ha amado alguna vez. Pero eso es sólo para gente con un registro altísimo y no espero que Vds. lo capten. Entiendo también que el bandolerismo sea una profesión con futuro en este país, pero lo de Curro Jiménez clama al cielo. Actorazos, esa trama «güena», lo que quieran, pero creo que somos varios millones los que podríamos hacer de memoria el episodio «En la sierra mando yo» mucho mejor que una raíz cuadrada. Oh, Señor, ¿qué será lo próximo? ¿ Alquilarán a Tele 5 «Ada Madrina»? ¿«Ni contigo ni sin ti», con Pedro Osinaga? ¿Aquella versión patria de «Las chicas de oro»? ¿«El sexólogo» de los hermanos Ozores? Ya que no van a estrenar, sólo queda suplicarles un pelín de buen gusto. En la reposición, como en la bisutería: discretito pero fino. Y que no haya perdido el color.
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