Cataluña

Traficantes de Cromos

Acabamos de comprobar lo que se puede esperar de Convergencia en su gobierno regional de los próximos cuatro años. Intentaban convencernos de que habían llegado a Cataluña los tipos serios que iban a reconstruir las estructuras con austeridad, pero ya hemos visto cómo son capaces de cambiar de opinión el mismo día de una votación y dejar a todo un país sin leyes

Sabino Méndez
Sabino Méndezlarazon

Eso no es construir estructuras, sino prolongar lo que nos reprocha Europa, aumentar vacíos legales y perder estúpidamente un tiempo ya precioso. Si eso ya es grave, peor aún es cómo se ha practicado: jugando con el futuro de uno de los colectivos más respetables en un irresponsable intercambio de cromos que han intentado vendernos como negociación. Este tipo de frivolidades políticas imperdonables se empezaron a practicar en Cataluña en época del tripartito y ya se vio la decadencia que trajeron.

El PP podrá estar equivocado, pero ha sido claro y noble desde el principio. Yo pienso que se equivoca porque la «Ley Sinde» seguía claramente el espíritu jurídico de la circular 1/2006 de la Fiscalía General del Estado para unificar criterios que establecieran las diferencias entre ladrones y usuarios, lo cual es una conclusión incontestable en la medida en que todo el sector profesional, tanto de derechas o izquierdas, la respalda.

Algunos políticos, confundidos de populismo, piensan que el usuario de todo esto son los hackers que hacen tanto ruido en internet. No ven que eso, a la hora de la verdad, no rinde en votos. Los profesionales sabemos que son sólo una pequeña parte, fácil de comprender, seducidos por falsas promesas de democratización del conocimiento. Pero la valoración moral de disfrutar de la esforzada obra de alguien sin compensarle no admite dudas: se llama explotación. Libre y gratis son dos adjetivos diferentes y útil prueba empírica para diferenciar sinvergüenzas de inconscientes.

En los últimos años ha existido cierto paletismo de sacralizar la palabra «internauta» como si fuera «astronauta» o algo parecido. El que no tiene muchos estudios superiores se siente moderno y con título sin comprobaciones, porque internautas ya somos todos, con más o menos preparación, incluidos los jubilados que hacen un cursillo de ordenador. Pero los hackers no representan a todos los internautas.

Todo este nuevo panorama intentaba ordenar la «Ley Sinde» y era un buen intento. Quedamos sin ley, atrasados, como en las películas del Oeste. Como en esos países bananeros donde el cuarto de baño es toda una obra de arte de la ironía. Todo por el gallináceo intercambio de cromos de unos pocos. La segunda transición vendrá cuando por fin alguien tenga el valor de reformar la ley electoral para aumentar la verdadera representatividad y sacarnos de este callejón inoperante en que nos metieron los partidos pequeños de 1979.