La entrevista de Amilibia

Carlos Sobera: «Por una tubaritis dejé el tabaco»

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Nadie puede negar que alguna vez ha intentado subir una ceja al más puro estilo «Sobera». Ésta es tan sólo una de las señas de identidad del polifacético actor y presentador vasco Carlos Sobera. Pese a haber ejercido la docencia, los platós de televisión y las tablas de los teatros se han convertido en el hábitat donde mejor se mueve. Entre grabación de programas y el teatro, Sobera atiende en unos minutillos al chequeo de A TU SALUD.

-La última vez que fue al médico…
-Hace un mes.


-¿Por qué?
-Unos problemillas de piel, dermatológicos, sin más importancia.

¿Ha pasado alguna vez por quirófano?

-No, afortunadamente nunca. Y toco madera por si acaso.

-¿Se somete a chequeos médicos?

-La verdad es que nunca me hago un examen, solamente voy cuando me pasa algo. Cuando voy por la calle y veo uno, me cambio de acera... (risas).

-¿Sufre algún tipo de alergia?

-No, conocida no.

-¿Cuántas horas duerme al día?

-Duermo unas seis o siete horas.

-¿Le cuesta dormir?

-No, la verdad es que soy de «dormir fácil». Lo mismo me quedo dormido en un plató, que en un avión... No tengo problemas.

-¿Fuma?
-Soy ex fumador, lo dejé en 2005.

-¿Cómo lo dejó?

-Me sentía un poco mal y conseguí dejarlo con mucha fuerza de voluntad.

-¿Tuvo que ver algún problema de salud en su decisión?

-Bueno, de todo un poco. Tenía mala digestiones y me costaba ya mucho respirar y me ahogaba. Además, tuve un catarro fuerte que se complicó con una tubaritis –inflamación y taponamiento agudo en el conducto auditivo–y entonces fumar se convertía en algo desagradable.

-¿Lleva medicinas siempre a mano?

-No, no, no... Sólo tenemos lo básico en casa, por las niñas.

-¿Practica ejercicio?

-Andar.

-¿Cómo cuida su voz?

-No hago nada en especial. La tengo bien engrasada y trabajo con ella habitualmente. Quizás en invierno procuro cuidarme de los resfriados. Cuando los cojo y siento que me quedo ronco, hago unas gárgaras, ejercicios de voz y trato de recolocarla en sus sitio. Y la protejo mucho con bufandas.

-¿Alguna vez se ha quedado «mudo»?

-Sólo dos o tres veces, por inflamación de cuerdas vocales en televisión. Y en teatro, una vez en la que no podía aplazar la función por órdenes de producción y me inyectaron urbason para devolverme la voz. Actué, sí, con una voz perfecta, pero bastante cojo.