El Cairo
El Islam en Nueva York
Parece que va a salir adelante el proyecto de construir un centro de cultura islámica, con una mezquita dentro del recinto, cerca de la Zona Cero de Manhattan. Durante algún tiempo el proyecto se llamó Córdoba. Es posible que la popularidad del nombre se deba en parte al discurso de Obama en El Cairo cuando el presidente, haciendo gala de un impecable dominio de la historia, se refirió a la Córdoba de la Inquisición como un modelo de diversidad y tolerancia. Al cabo, los patrocinadores retiraron el nombre, pero no el proyecto, que ha pasado por los exhaustivos requisitos legales y reglamentarios que exige el Ayuntamiento de Nueva York. Muchas de las familias de las víctimas de los ataques del 11-S se han opuesto a esta construcción, como lo ha hecho una parte importante de la opinión pública. Aun así, ha prevalecido la constatación de que vivimos en una sociedad definitivamente pluralista y que no hay motivo alguno, al menos legal, para impedir tal construcción. Cuestión muy distinta es, como también se ha planteado, su oportunidad. En vista de los devastadores recuerdos que el ataque islamista sigue provocando, hay quien ha evocado ante los promotores el gesto de Juan Pablo II, cuando, tras constatar la polémica suscitada –con mucha menos razón, se podría apuntar– por la instalación de un centro de oración católico en Auschwitz, recomendó que las monjas carmelitas que se iban a encargar de él se mudaran a otro lugar. Se impondría así el sentido común y la compasión con quienes tanto han sufrido desde aquella fecha. Pero no vivimos en tiempos de compasión ni de sentido común. Vivimos en tiempos de militancia y de espectáculo. Así que el centro islámico y la mezquita se levantarán, como una demostración de... tolerancia. Se cumplirá la ley, por supuesto, aunque quede la sensación de que ha sido utilizada para un fin que no es del todo justo. ¿Será habitable una sociedad en la que la ley ampara lo que muchos entienden como una forma de injusticia? ¿El pluralismo –irremediable, es cierto- será capaz algún día de generar un consenso moral, o más simplemente humano, anterior a la norma legal?
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