«Nos anticipamos a la enfermedad cardiovascular con pruebas de bajo coste»

¿Qué es la bioingeniería cardiovascular?
Se centra en la aplicación de técnicas propias de la ingeniería al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
¿Cuál es su aplicación en Medicina?
Entre las más conocidas para el tratamiento cardiovascular, está el desarrollo de corazones y válvulas artificiales, los marcapasos o las técnicas para tratar las arritmias cardiacas. Pero existen otras aplicaciones, como, por ejemplo, el desarrollo de técnicas diagnósticas que permiten una detección más precisa en fases tempranas, y así el médico puede anticiparse al desarrollo de la enfermedad.
¿Cómo se investiga en una unidad clínico-asistencial?
Es una investigación que integra la tecnología adecuada y un equipo humano preparado. Así resulta más fácil aplicar los últimos avances científicos en campos como la biología molecular o la genética a la investigación clínica, y en última instancia, a la práctica clínica. Es lo que se conoce como investigación traslacional, con la que nuestra unidad se siente identificada.
¿Cómo ha logrado integrar sus conocimientos de ingeniería con las exigencias de la Medicina?
Ha sido posible gracias a un equipo multidisciplinar y a la contínua comunicación entre campos, como la Medicina, la Biología y el área técnica que represento. De esta forma, conceptos de otras áreas que para mí son complejos son asimilados por el doctor Saban y el resto del equipo y podemos aplicar las mejores soluciones.
¿Cuál es su papel en la Unidad de Endotelio que dirige el doctor Saban?
Por una parte, seleccionar y adaptar el equipamiento médico para realizar pruebas de detección precoz de patologías. También analizar los resultados con técnicas de procesamiento de bioseñales. Pero existen otras tareas necesarias, como dotar del soporte técnico al resto del equipo para investigar, desarrollar aplicaciones informáticas para el almacenamiento, procesado y análisis de la información que recogemos, analizar las variables biológicas, comunicar los resultados científicos o coordinar ensayos clínicos de nuevos fármacos.
¿Qué pruebas biomédicas realizan a sus pacientes?
Son pruebas no invasivas y con un bajo coste asociado, lo que permite hacer un seguimiento periódico del paciente, y ver su evolución. Así podemos anticiparnos a problemas graves que puedan aparecer (infartos, hemorragias, etc).
Para ello, hinchamos un manguito de presión en el brazo del paciente o le hacemos practicar una actividad física sencilla, y analizamos su respuesta con sensores que miden cambios de velocidad, presión o volumen vascular.
¿Cómo se integra toda la información obtenida?
La verdad es que procesar toda la información puede convertirse en un problema. Para lograrlo, hemos desarrollado un software propio que permite gestionar esta información e integrarla en modelos estadísticos para cuantificar el riesgo de manera individualizada.
¿Qué papel jugarán estas unidades multidisciplinares?
La investigación del futuro se extenderá en colaboración a otras ramas que normalmente no se asocian a la biomedicina, por ejemplo las matemáticas y la ingeniería. Algo que ya hacen los centros de investigación norteamericanos, (el Smilow Research Center o el Cardiovascular Research Institute, ambos en Nueva York).
¿Augura un buen futuro a las aplicaciones de la ingeniería biomédica al área cardiovascular?
Sí. Éste es un campo en continua evolución, y el desarrollo de nuevas tecnologías permitirá aplicar soluciones en el área cardiovascular y enfrentarnos a la patología o anticiparnos. Por ejemplo, los avances en biomateriales permitirán acercarnos al uso de órganos artificiales que reemplacen a los dañados, y así suplir la falta órganos procedentes de donantes. Otro campo prometedor es el de la nanotecnología, que nos facilita, mediante partículas de un tamaño ínfimo, llegar a la zona dañada y liberar un tratamiento farmacológico que no dañe al tejido sano.
¿Ha tenido algún reconocimiento internacional por su trabajo?
Sí. Recientemente he sido seleccionado por la Sociedad Americana de Hipertensión entre los cinco jóvenes investigadores más destacados del congreso, que se celebró en Nueva York. Ha sido muy estimulante y nos anima a continuar en la dirección adecuada.
 

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