Eurogrupo
Mario Draghi por Martín Prieto
El presidente del Banco Central Europeo insiste tanto en su independencia, que pareciera dirigir un banco privado ajeno a la política de la Unión Europea. Tan independiente, que lleva 20 semanas sin comprar deuda soberana española arrojándonos a las pirañas de los mercados. Tiene un buen currículum y una larga sombra de sospecha. Ha pasado por el elitista Massachussets Institute of Technology y profesando ordinariamente en varias universidades italianas antes de ser nombrado director general del Tesoro de su país y director ejecutivo del Banco Mundial. Los nubarrones le llegan cuando ficha por Goldman Sachs, cuarto banco de inversiones, como vicepresidente operativo para Europa. La compañía asesoró al conservador Kostas Karamanlis sobre cómo disfrazar y ocultar el déficit griego engañando a la UE. Es inevitable suponer que la sabiduría de Draghi contribuyó al escandaloso fraude helénico que reventó como una pústula en 2010. A la postre, ese era su trabajo para los tiburones privados. No se libró de ser interrogado por el Parlamento Europeo, pero todo quedó en nada porque Draghi ya era intocable. Evitar el sufrimiento español no está entre sus objetivos.
Draghi es más galaico que Mariano Rajoy, que sólo cambia de rumbo por exigencia de los vientos. Y nos equivocamos teniendo a Angela Merkel como policía bueno cuando tiene en el presidente del BC su policía malo, siervo de quien le designó. Con los resultados de la última cumbre europea sin poner sobre el papel y un fondo de rescate que hay que pedir, que aún no tiene ficha bancaria, y que en la UE pocos quieren como comprador de deuda soberana. Una de nuestras leyes centenarias pena la usura hasta con cárcel y con el ludibrio social. Pagar el dinero al 7% es delito usurero que está impidiendo nuestro crecimiento económico. Podríamos denunciar a Draghi por cooperador necesario de una rapiña legal (que no moral) en la que, aunque recortemos las estatuas, sólo tendremos dinero para pagar el servicio de la deuda. Más nos valdría pedir dinero al Bundesbank, que es más poderoso que el BCE, porque Draghi y Merkel no dan para más y cada vez que dan una rueda de prensa, sube el pan.
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