Oporto
Año II de «Mou» año de títulos
El portugués, ahora mánager general, ha apuntalado el equipo a su gusto. Sin grandes dispendios ni fichajes de relumbrón, pero pleno de compromiso y polivalencia
Madrid- El año II de la historia de Mourinho en el Real Madrid debe escribirse con letras de oro. Así lo corroborá el brillante palmarés de las segundas temporadas del técnico luso con todos los equipos que ha dirigido. Nueve títulos, tres por tres: triplete con el Oporto (Liga, Copa y UEFA), triplete con el Chelsea (Premier, Charity Shield y Copa de la Liga) y triplete con el Inter (Calcio, Copa y Liga de Campeones). Una presión y una responsabilidad de las que no huye el técnico, más aún cuando él lo ha gritado a los cuatro vientos. «Creo que la segunda temporada será la gran temporada de este Real Madrid», dijo en marzo pasado, y en abril... como tantas otras veces. La Copa del Rey fue un aperitivo de la exigencia para este curso, que no es otra que la Liga, tras tres consecutivas del Barcelona, y la «Décima».
El «MouMadrid», un juego de palabras muy periodístico, con tintes castizos de la capital, hasta chulescos, fue preludio de las verdaderas intenciones del portugués. Él es aquel que tanto tiempo buscó Florentino Pérez para devolver al Real Madrid a lo más alto, pero para conseguirlo había que dejarle hacer las cosas a su manera. Sin injerencias de otros departamentos, ni interferencias deportivas... las de Valdano, con quien no tenía sintonía ni personal ni futbolística, y al que ya se ha quitado de encima. A quien quería a su lado es a Zidane y ya lo tiene como director del primer equipo. Es su segundo fuera del campo. Ha cambiado el organigrama y el Madrid por primera vez en su historia tiene un mánager general: José Mourinho, plenipotenciario.
Tiene carácter para ejercer mando en plaza, sobre todo en el vestuario, donde Mourinho lo controla absolutamente todo. Qué jugadores hablan (cuantos menos mejor), cuándo y en qué medios; qué discurso hay que trasladar tras los partidos... A cambio de asumir toda la presión, Mourinho les pide a sus jugadores compromiso, garra, lealtad y confidencialidad absoluta. La unión del grupo resulta vital para sobrevivir y para ello nadie se debe salir del guión o compartirlo con el exterior. Para Mourinho, el que traiciona ese principio deja de ser uno de los suyos. Y le funciona. En todos sus equipos, una vez moldeados, los jugadores le adoran, nadie ha sacado de ellos tanto jugo como él.
En la política de fichajes, más aún que en la anterior campaña (72 millones por Di María, Özil, Carvalho, Khedira, Pedro León y Canales), ha primado la contención. Mourinho ha apuntalado el equipo a su gusto. Sin grandes dispendios ni fichajes de relumbrón, pero pleno de polivalencia. Ha sido la menor inversión de los últimos años: 55 millones de euros entre Coentrao (30) –el más caro, como lo fue el pasado verano Di María (25)–, Sahin (10), Altintop (libre), Varane (10) y Callejón (5). «Mou» ha pedido retoques baratos, jóvenes a los que moldear, jugadores multifuncionales. Coentrao le sirve de lateral, de extremo y de centrocampista; Callejón, de interior, de pivote, de mediapunta e incluso de delantero; Altintop, de centrocampista, pero también rinde por los dos laterales... Todos ellos comodines para Mourinho, de tal forma que no necesita 24 jugadores para tener dos por puesto. Y un seguro de vida, el turco Nuri Sahin, complemento y acompañante de Xabi Alonso. El «cerebro» que faltaba, ya que Cesc nunca pudo ser.
Lo malo, como siempre en el Madrid, es que la operación salida se está atascando. Canales, Garay y Diarra han claudicado, y Lass encontró destino a su satisfacción, pero el club aún está a vueltas con los deseos de Gago y se resisten a bajarse del columpio dos con los que no cuenta el técnico: Pedro León y Drenthe.
«Mou» tiene una plantilla corta para que todos tengan protagonismo y nadie se vea condenado al banquillo «sine die» y, aunque diga que la da por cerrada, sería feliz si llegara un delantero. Neymar lo hará en enero porque el «Kun» no pudo ser.
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