Retiro
Feria del Libro
Comenzó ayer la Feria del Libro de Madrid y ustedes, como yo, estarán paladeando el buen rato que van a pasar alguna de estas tardes primaverales deambulando entre las casetas. En el breve espacio que consiente esta columna no voy a hacer recomendaciones al uso sobre títulos y autores. Seguro que les son innecesarias. Pero con el bolsillo en crisis y los precios en burbuja me voy a permitir unos consejos prácticos para optimizar el tiempo, nacidos de tantos años de gastar suela por el Paseo de Coches del Retiro. Partimos de una evidencia científica: hay más casetas de las que podremos visitar. Fuera de nosotros, pues, la angustia de abarcarlo todo: vamos a elegir. En primer lugar, iremos a las casetas donde tenemos amigos. Allí, además de comprar esos libros en los que veníamos pensando, tomaremos el pulso a la Feria con un ratito de charla sobre el calor que hace, lo poco que se vende, los firmantes previstos, etc. A continuación haremos una ronda selecta por editoriales: las de toda la vida y algunas de las infinitas que han florecido en los últimos años. Y nos cargaremos de catálogos. Finalmente, las casetas institucionales. Ministerios, autonomías, empresas estatales publican cosas sorprendentes. Ejemplo: el Ministerio de Educación suele llevar todos los años, y a precio simbólico, el «De la urbanidad en las maneras de los niños», de Erasmo de Rotterdam, edición bilingüe latín-castellano, traducción de Agustín García Calvo. Una joya. La única recomendación que les da esta columnista…
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