África

El Cairo

El asesinato del general Yunis abre una brecha en la rebelión libia

Otro misterio que se pierde en el desierto libio, donde ya no está tan claro quiénes son los «buenos» y quiénes «los malos». El asesinato en extrañas circunstancias del general rebelde Abdel Fatah Yunis podría afectar no sólo al desarrollo de la guerra sobre el terreno, sino a la propia unidad y credibilidad de los rebeldes.

Miles de personas asistieron, ayer, al entierro de Yunis
Miles de personas asistieron, ayer, al entierro de Yunislarazon

El desertor del regimen de Gadafi, del que había sido ministro del Interior y uno de sus fundadores, habría sido asesinado por sus propios soldados cuando regresaba desde el frente este a Bengasi, donde había sido convocado por el Gobierno revolucionario. El ministro de Petroleo rebelde, Ali Tarhouni, confirmó a última hora de ayer que Yunis fue escoltado desde Brega a Bengasi por un grupo de milicianos, según informó la agencia de noticias Reuters. El líder de este grupo fue arrestado por las autoridades revolucionarias y finalmente confesó que sus hombres fueron los que acabaron con la vida del general desertor y no una célula gadafista, según la versión oficial ofrecida anteriormente por el presidente del Consejo Nacional Transitorio, Mustafa Abdel Yalil. Ellos habrían sido los que tirotearon a Yunis y le quemaron, arrojando posteriormente el cadáver en el desierto a las afueras de Bengasi. Ayer, el cuerpo fue recuperado y finalmente enterrado en la capital rebelde, donde en esta ocasión el Gobierno no ha podido ocultar las divisiones y luchas internas en las filas revolucionarias, en las que no todos son buenos y ya en anteriores incidentes sin aclarar algunos grupos habrían actuado al margen de la línea oficial dictada desde el CNT y estrictamente supervisada por Occidente. Por su parte, Trípoli atribuye la muerte de su ex ministro a Al Qaida, cuya supuesta presencia en territorio libio es empleada por el régimen para amenazar y asustar a Europa y a EE UU.

Corren rumores de que Yunis había iniciado contactos secretos con representantes de Gadafi o que incluso seguía siendo fiel a èste y por ello fue práticamente arrestado e iba a ser interrogado. Además, el general ya había sido criticado por los jóvenes rebeldes por ser un político más que un guerrero, por ello, empezó a hacer apariciones cada vez más frecuentes en el frente, donde trataba de ganarse el respeto de los milicianos, que reconocen más como líder a Jalifa Hifter, destacado general de Gadafi que desertó en los años 80 y se exilió en EE UU, de donde volvió el pasado marzo sólo para ponerse al servicio de la revolución. Hifter y Yunis compitieron desde el comienzo de la guerra por ganarse el respeto de los combatientes rebeldes, cuyo líder indiscutibile sólo es Alá. Para sortear esa lucha de poder, el Gobierno rebelde había designado a Yunis como el dirigente político y a Hifter como el estratega militar, aunque ambos habrían fracasado, ya que el Ejercito revolucionario no ha conseguido victorias desde hace demasiado tiempo. Puede que por ello alguien quisiera matarle, o por rencor o venganza, como la que ahora claman los soldados a los que consiguió conquistar.

Rumores de traición
Desde hace meses el frente este está estancado en Brega. A pesar de los bombardeos de la OTAN para debilitar a las fuerzas de Gadafi, los rebeldes no consiguen hacerse con el control de la ciudad. Entre los revolucionarios, desalentados, corrían rumores de que el general Yunis engañaba a la OTAN con coordenadas de bombardeo falsas.