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Incomunicado y sin un abogado por Jorge Urosa

La Razón
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El joven político de Nuevas Generaciones Ángel Carromero lo tiene hoy un poco más difícil. El Gobierno cubano, a través de un comunicado del Ministerio del Interior, ha decidido acusarlo de la muerte del mítico disidente Oswaldo Payá y de Harold Capero por circular a una velocidad excesiva cuando conducía el vehículo en el que viajaban. Este tipo de conductas están tipificadas en el Código Penal cubano en el artículo 177 y para este delito están fijadas unas penas que oscilan entre uno y diez años de prisión, lo que no representa un panorama muy halagüeño para el joven, que se encontraba de vacaciones en la isla. Además, no existe ningún tipo de tratado internacional, ni instrumento jurídico que permita poder traer a Ángel Carromero a España para que sea juzgado en nuestro país y de acuerdo con nuestras garantías. El único tratado que existe es uno relativo a la extradición que data de principios del siglo pasado, de 1905, por lo que es dudoso que esté en vigor y que en cualquier caso no nos permitiría traer a nuestro compatriota de regreso. Sin embargo, lo peor de todo es que el proceso se va a llevar conforme a la ley cubana, y el derecho penal cubano no es que genere demasiada confianza. Lo de la seguridad jurídica en un Estado totalitario es una ilusión, el sistema jurídico está al servicio del Estado y el Estado no está sujeto realmente al principio de legalidad. Para muestra un botón, los dos detenidos, el joven español y otro ciudadano sueco que también viajaba en el coche, han estado incomunicados desde que ocurrió el accidente, se ha iniciado la instrucción y, a lo largo de todo ese tiempo, no se les ha permitido tener asistencia letrada. Por otra parte, de repente han empezado a aparecer testigos que afirman que Carromero iba a excesiva velocidad. Sin prejuzgar lo que pasó, lo cierto y verdad es que es un suceso sospechoso. Payá era el líder de la oposición, ya había denunciado acosos con vehículos y el régimen con su muerte se ha librado de un problema. Esperemos que los indicios no sean premonitorios y que Ángel vuelva pronto a casa.