Zaragoza
Un juez de paz a su esposa: «Acabaré contigo y tu madre como si fuéseis tordos»
El Consejo General del Poder Judicial suspendió ayer de forma cautelar al juez de paz de Santa Eulalia de Gállego (Zaragoza), José Miguel Romeo, imputado por un delito de violencia contra la mujer. Esta medida se adopta al haberse acordado la apertura de juicio oral y se mantendrá hasta que recaiga sobre él una sentencia absolutoria o se archive la causa.
Pero, además, el Consejo señala que la medida es justificada «en aras de preservar la confianza de los ciudadanos en la Administración de Justicia y la función encomendada a los jueces de paz en el municipio».
El origen de la causa contra el citado juez de paz radica en la denuncia que presentó su mujer ante la comisaría de Policía de Huesca el pasado mes de enero, cuando relató las amenazas que sufría desde hacía años y que se incrementaron cuando le comunicó su decisión de separarse.
En esa denuncia, Silvia B. A., esposa del juez de paz, relata cómo su marido, quien sufre un trastorno bipolar desde hace unos cinco años, hace unos dos años la amenazó «con que la iba a colgar en la cocina». Desde ese momento, mostró una «frecuente agresividad» hacia ella.
Esa agresividad, continuaba en su comparecencia policial, aumentó desde el momento en que le comentó la posibilidad de separarse, momento en el que su marido le espetó: «Acabaré contigo y con tu madre como si fueseis tordos». Esa expresión la entendió como una clara amenaza de muerte, «ya que José Miguel es cazador».
Una vez que le comunicó formalmente su propósito de iniciar los trámites de separación, lo que se produjo cuando la mujer se encontraba en casa de su madre recuperándose de una operación de rodilla, su marido persistió con la conducta anterior: «Esta noche he estado a punto de ir a Aguero a matarte a tí y a tu madre y todavía no sé si lo haré. Si te separas, ya te puedes ir lejos, porque no sé si me voy a controlar».
Desde ese momento, y siempre según la denuncia policial, la mujer decidió no atender sus llamadas telefónicas, hasta que lo hizo en una ocasión. La historia volvió a repetirse: «Ya te puedes preparar. No te vas a ir de rositas, zorra. La guerra no ha hecho más que empezar».
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