Fundación Víctimas del Terrorismo
Cinco minutos de unidad para derrotar a los terroristas
División de opiniones en la concentración de ayer contra el terrorismo y en solidaridad con el guardia civil asesinado, Rafael Centeno, y su compañero herido de gravedad, Fernando Trapero. Fue una protesta breve, de apenas cinco minutos, en la que se trató de buscar la unidad para luchar contra ETA. Pero más que unidad, en la madrileña Puerta de Alcalá lo que había eran diferentes opiniones entre los pocos asistentes –40.000 según UGT–. Unos mostraban su apoyo al presidente y otros pedían su dimisión. Y entre medias, unos pocos que trataban de recordarles que estaban allí para apoyar a las víctimas y exigir el fin de la banda terrorista. Los políticos trataron de mostrar unidad, aunque pocos les hicieron caso.
Sin embargo, la de ayer no fue una manifestación más. Era la primera –desde la convocada tras los trágicos atentados del 11 de marzo de 2004– que reunía de forma unitaria a todos los partidos con representación parlamentaria, a los sindicatos y a los empresarios. Todos se mostraron a favor de concentrarse bajo el lema «Por la libertad, para la derrota de ETA».
Pero también fue la «concentración de las ausencias», lo que caldeó el ambiente desde primeras horas de la mañana. La de Zapatero fue la más sonada y la más criticada, aunque muchos también echaban de menos a más miembros del Ejecutivo socialista. Junto a estas «faltas», las otras más destacadas fueron las de las asociaciones de víctimas más importantes, que quisieron desmarcarse. La AVT considera que antes se debe de poner fin a las negociaciones con ETA e ilegalizar ANV y el PCTV, mientras que el Foro Ermua cree que todo es fruto del «oportunismo electoral».
Y en cuanto a los que sí secundaron la concentración, había un nutrido grupo de representantes del Partido Popular, encabezados por su presidente, Mariano Rajoy, quien apeló a la unidad y defendió que no se negocie más con ETA. En relación a la ausencia del presidente del Gobierno, el líder de los populares prefirió no pronunciarse y tan sólo comentó que «es su decisión».
Junto a él se encontraban el portavoz popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, el secretario general del PP, Ángel Acebes, y el alcalde de la Comunidad, Alberto Ruíz Gallardón, entre otros.
Mientras, del lado socialista sólo acudió un ministro, el de Trabajo, Jesús Caldera, quien estuvo acompañado por el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, el concejal Pedro Zerolo y el portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido. Las ausencias del resto de miembros del Ejecutivo fueron muy criticadas.
Ya desde antes de que arrancara la protesta se oían gritos tanto en contra como a favor del presidente del Gobierno. Unos preguntaban «¿Dónde estás ZP?», mientras que otros animaban a Zapatero al grito de «Zapatero, no estás solo». Pese al llamamiento a la unidad que se realizó por megafonía cada uno expresaba lo que le quería.
A las 19:00 horas, puntual, daba comienzo la protesta. En un improvisado escenario situado bajo la Puerta de Alcalá, varios representantes de los sindicatos, empresarios y víctimas, se subieron para escuchar el comunicado que leyó una ciudadana anónima en representación de los convocantes de la concentración. En él se condenaba «con todas sus fuerzas» el último asesinato perpetrado por la banda terrorista con el convencimiento de que los terroristas «nunca conseguirán doblegar a la democracia».
El comunicado también hizo hincapié en el apoyo al Gobierno para derrotar a ETA. «Lo único que pueden esperar los terroristas es que la acción contundente de la Justicia les haga pagar por sus crímenes», señala el texto, que mostró su apoyo y respaldo «a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad y a todos los componentes de la Administración de Justicia en la lucha contra el terrorismo».
Tras su lectura, la joven pidió a los ciudadanos dos minutos de silencio en honor a las víctimas. Lo pidió en varias ocasiones, tratando de evitar así que se rompiera un momento tan emotivo, tal y como ocurrió el lunes a las puertas del Ayuntamiento de Madrid. Pero nadie quiso romper esos dos minutos y no se escuchó ninguna voz. Todos los allí presentes lo respetaron y, tras él, aplaudieron al unísono, en el que quizás fue el único momento en el que todos estuvieron de acuerdo.
Y a partir de ahí, volvían los gritos y las quejas. A un lado de la plaza, banderas del PSOE apoyando al presidente. Al otro, simpatizantes del PP exigiendo su dimisión y mostrando su desacuerdo con su ausencia. Incluso alguno echaba algo en falta y gritaba «¿Dónde está el himno español?». Y entre medias, quienes quisieron evitar politizar el acto y sólo clamaban «unidos contra ETA» y criticaban a los que trataban de enfrentar a unos y a otros.
Al final, la gente comenzaba a marcharse poco a poco. Muchos se iban cantando, otros comentaban que «casi no había ido gente». Pero lo que realmente no hubo entre los asistentes fue unidad.
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