Tour de Francia

Francia

Contador se confirma en París como la nueva leyenda del ciclismo

La Razón
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Por cuarto año consecutivo, el Tour de Francia, o lo que es lo mismo, el tercer acontecimiento deportivo más seguido en todo el mundo, después de los Mundiales de fútbol y los Juegos Olímpicos, se convirtió ayer en una gran fiesta para el deporte español. La gesta de Alberto Contador, el único ciclista en activo que puede presumir de haber ganado las tres grandes rondas, constituye no sólo su certificación como número uno del mundo. También es la justa recompensa para un deportista ejemplar, al que se privó el año pasado de competir sobre el asfalto francés y que, en la presente edición, ha tenido que sortear innumerables obstáculos, los mayores desde su propio equipo, hasta subirse a lo más alto del podio de París. Siguiendo la estela marcada por leyendas como Indurain y Armstrong, Contador es ya y por derecho propio el espejo en el que se miran los millones de niños y jóvenes que subidos a una bicicleta practican el deporte más popular del planeta. Ni las polémicas pasadas ni las más que probables sospechas que intenten poner en duda la clarísima victoria del madrileño ni el «casual» error de la organización francesa en el momento en el que debía sonar el himno español ensombrecen una victoria con mayúsculas que reconcilia el ciclismo con sus tres pilares esenciales: la limpieza, el sacrificio y el afán de superación.