Estreno
De niños y porno por Marina Castaño
Educar a un hijo no es tarea fácil, y en el terreno del sexo hay que ir con bastante tacto, con mucha sensibilidad y también con ausencia de hipocresía. Nadie miente hoy a los pequeños ni a los más jóvenes, como en otro tiempo, porque, precisamente, si no queremos consecuencias indeseadas, lo que debemos hacer es informar de la mejor manera posible a las dudas que nos planteen sin falsear una realidad que forma parte –bendita parte–, de la vida diaria. Las relaciones humanas son complicadas, sí, por tanto no las compliquemos nosotros más todavía. El entendimiento entre un hombre y una mujer es labor de tiempo, el tiempo que lleve forjar una unión sólida a base de cariño, de complicidad y de confidencialidad, y el sexo forma parte de ese conglomerado que determina la solidez de esa relación. Esa es la filosofía que debemos imbuir en una mente virgen, como lo es la de un niño o un adolescente, pero, ¿qué ocurre en cuanto al porno? ¿Debemos ocultar su existencia? Pues sí y no. Sí en el sentido de que no debe estar al fácil alcance de una personita que puede confundir la realidad con la ficción. El porno es cine, y, por tanto, fantasía, una fantasía que pueden llevar a efecto dos adultos, que ya poseen una experiencia y disfrutan de una relación donde se puede dar cabida a todo, porque así lo deciden, pero todo debe ir por sus pasos, no se pueden quemar etapas, y menos cuando la personita aún no está formada.
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