Castilla y León
Dos arsenales guardaban cientos de armas de guerra
madrid- Los arsenales desmantelados en Palma de Mallorca y Zamora albergaban tal cantidad de «piñas» y «tubos» -así los denominaban los detenidos en su jerga- que podía haberse equipado a todo un ejército: 276 armas cortas y largas; 350 kilos de munición de distintos calibres y marcas; 35 kilos de pólvora y un gran número de bazokas, lanzagranadas, morteros, bastones estoque y lanzallamas. La Policía Nacional se incautó de un armamento que se encontraba en perfecto estado de funcionamiento: podía dispararse con sólo apretar el gatillo. En total, cinco personas -cuatro en Palma y otra en Zamora- fueron detenidas por tráfico y posesión de armas. Armamento de guerra De hecho, hablamos de armamento catalogado en el reglamento como «de guerra», lo que implica un delito de especial gravedad. Su sola tenencia ya es ilícita, independientemente de que posteriormente se comercie con él. La primera pista fue obtenida por la Policía el pasado mayo, tras detener a un individuo que había comprado un arma de fuego ilegal en una tienda de efectos militares de Palma de Mallorca. Así, en la ciudad balear fueron detenidas cuatro personas: dos compradores, el dueño del establecimiento y un maestro armero, que estaba encargado de reparar muchas de las armas que habían sido adquiridas previamente en mal estado. También se efectuaron registros en los domicilios de los implicados, donde se encontraron numerosas armas de fuego. No fueron las únicas detenciones. Las investigaciones condujeron hasta Castilla y León, concretamente Zamora, donde se dio con otra persona que mantenía contactos frecuentes con el dueño de la tienda de Palma. Este quinto implicado, detenido a finales de diciembre, poseía una gran cantidad de armas de contrabando. También tenía varias piezas sueltas que resultaban muy útiles para la reparación de armamento que estaba previamente inutilizado. El detenido poseía un arsenal que incluía 367 efectos, entre ellos 145 armas largas y 45 cortas. Este individuo había creado un «código» para referirse al negocio del tráfico de armas en sus conversaciones con el dueño de la tienda mallorquina: las «piñas» eran las granadas; los «tubos», los cañones; los «fontaneros», los armeros, y los «cocos o cocodrilos», los policías.
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