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El Barcelona ajusta sus cuentas

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El Barcelona ajusta sus cuentaslarazon

Daniel Alves miente siempre cuando le preguntan por su profesión. «Lateral derecho», acostumbra a contestar. Mentira. El brasileño es futbolista a tiempo completo, aunque más en el área contraria que en la propia. Nada que ver con un lateral derecho clásico, esa posición acostumbrada a escuchar con desprecio que de lateral «juega cualquiera».
Pero Alves no es cualquiera. Es un futbolista decisivo, capaz de convertir a un equipo en decadencia en un manantial de fútbol. Porque él es el único cambio con respecto al equipo del año pasado. Pero un cambio sustancial. Había aguantado la primera parte el Numancia encerrado en su área y tapando los espacios al Barcelona. Eso no le gustaba al brasileño. Por eso salió empeñado en ganar el partido después del descanso. Y subió tres veces seguidas hasta que encontró el camino bueno. Con media de fútbol y otra media de fe llegó hasta la línea de fondo y le dio la pelota Messi para que la empujara con un ligero movimiento de tobillo.
Con las cosas en su sitio llegó el tanto de Etoo. El Barcelona le había añadido los goles a la rutina de siempre. Posesión de balón hasta aburrir al rival y dominio absoluto. Los planes al Numancia le habían durado cincuenta minutos. Más de lo normal en los equipos que visitan el Camp Nou.
Kresic era consciente de lo que necesitaba su equipo para resistir al Barcelona. Le dio la pelota y el campo. Los azulgrana tenían todos los espacios, menos el área del Numancia, protegida por cuatro defensas y la ayuda de Palacios como volante tapón. Era uno más de ellos. Y cuando Messi se atrevía a regatear en el área buscando su perfil bueno para el disparo, aparecían defensas desde cualquier sitio para taparlo.
Tuvo su oportunidad incluso el Numancia en un remate de cabeza de Javi del Pino. Marcó el madrileño pero le anularon el gol por falta en el salto con Iniesta. Se apoyó en la espalda del manchego, no se sabe si a propósito o sólo porque Andrés es muy bajito.
No tuvo más el Numancia hasta que Barkero respondió al Barcelona con un gran disparo de falta que se coló entre las cabezas de Etoo y Henry, un poco despistados en la barrera.
Messi, entonces, se puso serio. Comenzó a regatear y le dio la pelota a Henry. No estaba tranquilo si no marcaban los tres de arriba. Y el francés lo consiguió para justificar su presencia en el campo. En media temporada ya lleva los mismos goles que en todo el curso pasado. Un mérito más de Guardiola, que a cambio condena a Bojan a pasar frío en el banquillo. Cuando saltó al césped, Messi ya había conseguido el cuarto. Un gol de rebote después de un regate maravilloso. El Barcelona ajustó sus cuentas con el Numancia, el único equipo que le ha ganado en la Liga y ya puede decir que lleva media Liga sin perder.