París

El BBVA considera inevitable que el Estado intervenga en entidades con problemas

El BBVA considera que es mejor intervenir en la banca que nacionalizarla. El presidente de uno de los principales bancos españoles, Francisco González aseguró hoy que es «inevitable» que el Estado intervenga en algunas entidades con problemas para minimizar los efectos negativos de la crisis y acelerar la recuperación.
Sobre la concesión de créditos, González ha subrayado que «un banco responsable no puede conceder créditos más allá de lo que la prudencia exige». Si no fuera así, haría «un flaco favor» a sus clientes y comprometería su solvencia y el futuro de sus accionistas. Aún así afirma haber dado instrucciones «muy precisas» a la red de oficinas para «que lo piensen mucho antes de denegar un crédito».
 Francisco González, ve «inevitable» actualmente la intervención de algunas entidades financieras en nuestro país, aunque no la nacionalización. «Nacionalizar no es la mejor solución, intervenir es mejor porque es más temporal y permite que los activos buenos vuelvan al sistema», aseguró el banquero durante su intervención en la V Conferencia Internacional «Europa y América ante los cambios.
«Es inevitable la intervención de algunas entidades, es el camino más rápido y eficaz, porque permite distinguir entre activos buenos y malos», en contraposición con la nacionalización, dijo el presidente del BBVA, para quien «hay que aislar a los jugadores débiles para que la economía se recupere».
En este contexto González abogó por la intervención y por utilizar el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para sanear entidades, y devolver luego al sector privado la entidad ya saneada. Por ello insistió en que las ayudas públicas que puedan recibir bancos y cajas sean «temporales y condicionadas» a un plan de reestructuración de la entidad en cuestión.
«En España hasta ahora no ha habido problemas de solvencia, pero la duración y profundidad de la crisis determinará si finalmente habrá problemas de solvencia en algunas entidades, por lo que hay que estar preparado para evitar el mayor impacto», aseveró González.
González incidió en que en España no ha habido ayudas públicas, lo que convierte al país en el único del mundo occidental cuyo sistema financiero no ha necesitado inyecciones de capital, ya que los programas de ayudas se han centrado en apoyar la liquidez vía compra de activos y vía avales a las emisiones bancarias, que no tienen por qué provocar «ningún quebranto público» y contribuirán a paliar la desaceleración del crédito.
El presidente del BBVA explicó que el banco no ha recurrido a estos apoyos del Gobierno español dada su «responsabilidad» de buscar de financiación por sus propios medios y de «dejar más espacio» a otras entidades con menor ‘rating' y, por tanto, con mayores dificultades para encontrar financiación.
En este contexto González auguró la reconversión industrial de la banca, ya que «no es posible que la banca minorista siga trabajando como hasta ahora», con una fuerte presencia física y una escasa presencia virtual. Este último pilar» avanzará de forma importante, ya que habrá pocos bancos físicos ganadores» en el nuevo escenario que se abra tras la crisis.
El presidente del BBVA reconoció que el crédito en España se está desaceleración como «no puede ser de otra manera» teniendo en cuenta la evolución del PIB y el elevado endeudamiento de las familias. No obstante el presidente de la entidad financiera quiso destacar el «enorme esfuerzo» en términos de renegociaciones de créditos que están llevando a cabo bancos y cajas de ahorros para evitar embargos de hogares y que las empresas no dejen de funcionar por falta de préstamos.
Aunque recalcó que es peor no dar un crédito a alguien que lo puede devolver que dárselo a quien no puede, González afirmó que un banco no debe dar un crédito más allá de lo que la prudencia exige.
«Haríamos un flaco favor al financiar un mal proyecto, porque esto sólo detrae recursos que podrían destinarse a proyectos más sólidos», alegó. «Sería inútil y contraproducente que los bancos forzaran la máquina», apostilló.
Precisamente hoy desde París el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha alertado que en las últimas semanas han aparecido «los primeros signos» de una caída de los flujos de crédito, un fenómeno que si continúa cuestionaría el sistema financiero en su conjunto.
«Si se extiende, afectaría la razón de ser del sistema como conjunto», ha advertido en la apertura de una conferencia del Comité de Reguladores Bursátiles Europeos (CESR) en París. Así, ha precisado que «una parte importante» de ese retroceso del crédito se explica por una disminución de la demanda, ya que las empresas han pospuesto inversiones ante el deterioro de las perspectivas económicas.
Pero, ha añadido, «hay indicaciones de que la caída de los flujos reflejan también factores por el lado de la oferta y el tensado de las condiciones de financiación asociadas con un fenómeno de desapalancamiento». A pesar de estos augurios, el presidente del BCE ha querido quitar dramatismo al indicar que hay también «algunos elementos más positivos», entre ellos el mercado de bonos de empresas, donde los volúmenes han seguido siendo «significativos».
Trichet dedicó la mayor parte de su intervención a la necesidad de cambios en el dispositivo de supervisión de los mercados a la vista de las enseñanzas de la crisis financiera, que reconoció que se ha trasladado a la economía real, lo cual a su vez alimenta la propia crisis financiera. «No hay duda de que la situación en el sector financiero y en la economía real sigue siendo muy difícil», subrayó antes de recordar las medidas tomadas por el propio BCE y por los gobiernos europeos para controlar la situación.
A su juicio, «tenemos que aprender las lecciones de esta crisis», y eso pasa por «un reforzamiento del propio sistema y construir sus propias defensas centrado en tres objetivos: sostenibilidad a largo plazo, una resistencia mejorada y una perspectiva holística».