El cielo puede esperar

El final de la Liga está cantado, pero hay prórroga. Mejor para el espectador, para el espectáculo, para el campeonato y para los ilusos. El cielo, azul y grana, puede esperar. El Barcelona tardará algo más de lo previsto en cantar el alirón. Pudo ser un día como ayer, con el Camp Nou a reventar, gozoso por la clasificación para la final de la Liga de Campeones. Banderas al viento, el graderío es «un clam», los héroes de Londres no acusan el cansancio ni la tortura del Chelsea. A los 11 minutos, sorprendente gol de Keita. El Barça es campeón. En el 22 el Villarreal enfría el ambiente. Llorente empata. En el 36, albricias, Etto se reencuentra con el gol y en el 46, Alves, por fin, acierta con el lanzamiento de una falta. Con el 3-1, el público aclama al campeón; es un hecho. La Liga es del Barça con tres partidos de antelación. El árbitro anula a Xavi el cuarto -no parecía fuera de juego- y algo después Abidal derriba a Nihat en el área. Penalti, que transforma Matías Fernández, y expulsión. Sufre el todavía campeón con diez; el Villarreal lo embotella. Los nervios, a flor de piel y con uno menos. En el minuto 92, tiempo añadido, o de descuento, Joseba Llorente vuelve a acertar y empata. Muchos aficionados barcelonistas abandonaron anticipadamente sus localidades para coger sitio en Canaletas. Les sorprendió el tercer torpedo en el camino. El cielo, azulgrana, puede esperar porque el Madrid, matemático rival, habita en el infierno.