Sevilla

El tren de tremosa

La Razón
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«¡Mío, el tren es mío!», repite Ramón Tremosa, candidato europeo de CiU, como un niño pequeño con su juguete mientras circula feliz sobre uno de miniatura. El candidato Tremosa profesa la fe del converso, fruto de su enamoramiento con el eje ferroviario mediterráneo de alta velocidad. Niega al resto de fuerzas la posibilidad de defenderlo, tanto o más que él, y olvida que la propuesta de su formación no era esa, era «la vía directa a Europa».
Querían un TGV para llegar hasta la frontera con Francia, aunque allí no llegaba la francesa. Y lo contraponían a uno que fuera hacia Madrid, porque se había empezando desde Sevilla. De Valencia ni hablaban. Omite que mientras CiU daba apoyo a la política que concentraba las infraestructuras en 200 km alrededor de Madrid, otros desde la oposición, como el president Maragall, defendían que la alta velocidad en España debía ser como una rueda de bicicleta, con radios, sí, pero también con corredores exteriores.
Con propuestas inteligentes como esa se crean alianzas y no adversarios, igual que ha ocurrido con la euroregión. Todo lo contrario a su infantil posición en el debate televisivo entre candidatos europeos, donde contrapuso la conexión Barcelona-Valencia a la apertura y restablecimiento de la conexión con Toulouse a través de Aragón. Otra equivocación más fruto de su inmadurez. Equivocación porque a Catalunya le interesa que el eje aragonés se abra y funcione. Pues si el paso de mercancías y personas de la península hacia el resto de Europa sólo se puede hacer a través suyo, sus infraestructuras se colapsaran más rápidamente.