Belleza
Fotoprotectores sólo a partir de los seis meses
Tienen una piel demasiado fina y no deben exponerse al sol. Los más mayores deben usar un factor protector mayor de 25 según el tipo de piel.
El verano es tiempo de descanso para los más pequeños y el sol es su compañero. Es la principal fuente de vitamina D, les ayuda a absorber el calcio para tener los huesos sanos y fuertes. También mejora su estado de ánimo. Sin embargo, parte de la luz irradiada corresponde a rayos ultravioleta de tipo A (UV-A) y B (UV-B) que, además de favorecer el bronceado, son los responsables de quemaduras solares y lesiones cutáneas.
La melanina, es nuestra principal defensa, pues los absorbe, pero su capacidad es limitada. La cantidad de este pigmento es diferente en cada persona y determina el tono de piel. Así, quien es más blanco, posee menos melanina y es más susceptible de los efectos dañinos del sol, mientras que las más morenas están, a priori, más protegidas. No obstante, durante los primeros años de vida, los melanocitos (células formadoras de melanina) no están del todo desarrollados, por lo que hay que aplicar protección extra. Los bebés menores de seis meses tienen una piel muy fina, por lo que no deben exponerse al sol ni usar crema fotoprotectora. Se recomienda que los mayores de seis meses usen factor de protección solar (SPF) de al menos 25, mayor cuanto más clara tenga la piel. El sistema numérico para el SPF fue establecido por la FDA (Food and Drug Administration de EE UU), y se define como el tiempo de más que una persona puede pasar al sol antes de quemarse usando un producto de protección. Por ejemplo, alguien de piel clara que sin protección tarda 10 minutos en quemarse, con un SPF de 25 tardaría 250 minutos. Cuando el sol es intenso, nos bañamos o sudamos, el tiempo de protección disminuye y hay que reponer el producto. Existen formulaciones denominadas «pediátricas» para niños. Se presentan como cremas, lociones o espumas, que incorporan filtros más potentes. Muchas añaden también colores y olores. Se aconseja aplicarlos media hora antes de la exposición al sol.
Para los niños más blancos y pequeños, se recomienda usar ropa fresca que no deje pasar los rayos mientras están jugando o se bañan. Es importante el empleo de gorras o pañuelos en la cabeza y de gafas de sol, más si su hijo tiene los ojos claros. Las horas del mediodía son las peores para la exposición solar, por lo que habrá que evitarlas.
Existen riesgos más graves si se abusa del sol, que ocurren cuando el cuerpo se calienta en exceso y comienza a perder agua, provocando insolaciones, golpes de calor y desmayos. Por eso, a pesar de las precauciones lo importante es alternar los juegos entre sol y sombra con baños frecuentes, pero no duraderos, ya que en el agua también sudamos y nos deshidratamos aunque no nos demos cuenta.
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