Libros

Libros

«Hemos asociado la felicidad a tener y consumir»

«Hemos asociado la felicidad a tener y consumir»
«Hemos asociado la felicidad a tener y consumir»larazon

-Abandonó una vida cómoda para ser voluntaria.-Era ama de casa y madre de familia. Tenía dinero, un matrimonio feliz, dos hijas espléndidas... Pero sentía un vacío tremendo, una deuda por ser feliz. -Y se fue a trabajar gratis a un hospital infantil.-Antes tenía mi espíritu guardado en un armario. Soy una sesentayochista. Fui «hippie» y beatlemaníaca. La experiencia del voluntariado me hizo recuperar el interés por las grandes preguntas de la vida.-¿Halló respuestas?-Entendí que en esta sociedad no somos capaces de enfrentarnos realmente a la vida, y por ello escapamos de la muerte. La vida no sólo conlleva alegría. Sin embargo, podemos madurar para decidir cómo queremos vivir ese tránsito. -Pero somos como niños grandes.-Y lo peor es que estamos haciéndoles creer a los más pequeños que siempre van a ser jóvenes, guapos y con los bolsillos llenos. Hemos asociado peligrosamente la felicidad a tener y consumir. Pero, ¡ay!, los niños que llegan al hospital...-Descubren que la vida era otra cosa.-Descubren el dolor, la vulnerabilidad. Pero eso les enriquece, porque la vulnerabilidad nos hace necesitar a los demás. No somos nada sin los que nos quieren. -¿Cómo se enfrentan los niños a la muerte?-Cuanto más pequeños, mayor entereza demuestran ante el dolor y la agonía. Se saben vulnerables y no luchan contra ello. En cambio, los adultos se niegan a aceptar que en ciertos momentos dependen de los demás.-La adultez nos adultera.-La mayor violación que hoy comete nuestra sociedad contra la persona es hacerle creer que es independiente del resto de seres humanos. El individualismo es atroz. -Pero útil para el mercado. -Y esa falacia conduce a la seudolibertad de una civilización «low cost», donde la solidaridad a veces se convierte en moneda de cambio para hacer las paces con uno mismo. -Estar frente a un niño enfermo exigirá total sinceridad.-El niño es sincero y necesita lo mismo. Los cuidados le harán sufrir, le darán miedo, se hará preguntas demasiado grandes para su corta edad. Nos dará su entrega y pedirá la nuestra.-¿Y los padres, cómo lo viven?-A veces los veo desgarrados por el dolor. Quizá un accidente deje a un niño con graves secuelas y toda la familia deberá hacer una especie de duelo, replantearse una vida que habían imaginado de un modo y que tendrá que ser de otro. No es fácil.-A pesar de todo, el niño siempre va hacia la vida.-Tanto es así que juegan incluso cuando les duele todo. Muchos suelen utilizar el palo del suero para patinar, así que le hemos pedido a una escuela industrial que monte el palo encima de un patinete. Lo vamos a fabricar en serie. -¿Y el caballo de Miguel?-Miguel era un niño que llegó muy enfermo. En su paso por el hospital aprendió muchas cosas de la vida. Cuando le dimos el alta, me entregó el juguete para que hiciera compañía a otros. El caballito se convirtió en un símbolo cuando, algún tiempo después, otro niño murió abrazado a él.