Los Ángeles
Las huestes de Tilson Thomas
Festival Internacional de GranadaDebussy: «Images», Ravel: «Rapsodia española»; «Concierto en Sol,» Villalobos: «Choros nº 10». Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, Orq. Sinfónica de Londres. Dir. musical: Michael Tilson Thomas. Palacio de Carlos V, Granada, 27-VI-2009.
Con escasas semanas de diferencia, las dos mejores orquestas del reino Unido han actuado en España: la Philharmonia, con su titular Esa-Pekka Salonen, en Madrid, Zaragoza y Valencia; la London Symphony ahora, en el Festival de Granada, con su ex-titular –lo fue de 1987 a 1995- Michael Tilson Thomas. La historia de la música en España tendrá siempre que recordar que un joven Thomas (Los Ángeles, 1944) estrenó entre nosotros, en 1970, la «Novena Sinfonía» de Mahler, al frente de la Orquesta Nacional. La historia internacional de lo musical hace hoy a MTT –su abreviatura de guerra– el «alter ego» de la Sinfónica de San Francisco, el conjunto que el artista ha elevado al acotado olimpo de las grandes orquestas americanas. El maestro estadounidense, otro joven perenne en el aspecto que cumplirá en diciembre 65 años, era una de las apuestas sustanciales de Granada edición 58, y su actuación no ha defraudado expectativas, aunque empezó su primer concierto reservón, un punto ausente y en parte con el piloto automático: es comprensible alterar el orden de las «Imágenes» orquestales de Debussy para acabar con los fulgores del final de «Iberia», pero MTT transitó por «Gigas» y «Rondas de primavera» como un turista despistado que pisa la Alhambra por vez primera –en su caso era probablemente cierto–, pero al llegar a «Los perfumes de la noche» surgió el artista profundo el alquimista que destila esencias sonoras en sus redomas: no fue Celibidache, en el mismo lugar, en un 1992 para la leyenda, pero estuvo cerca. Sorprendente cierreEn la segunda parte, la «Rapsodia española» de Ravel fue un portento de ejecución y atmósfera, y un sorprendente cierre el «Choros 10» de Villalobos, pero Tilson Thomas traía desconocida compañía, ¡y de qué calibre!, la jovencísima pianista china Yuja Wang (Beijing, 1987), capaz no sólo de dar todas las notas del «Concierto en Sol de Ravel», sino de hacer música con la madurez de un intérprete 30 años mayor. La noche fue a más y se cerró a óptimo nivel musical.
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