Ciencias humanas
Los ecologistas advierten del impacto de la luz reflejada en los ecosistemas
Un grupo de ecologistas, biólogos y biofísicos alertan en la última entrega de la revista «Frontiers in Ecology and the Environment» del impacto que la polución por luz polarizada tiene en las especies animales, a los que puede llegar a causar la muerte.
La luz polarizada es aquella que se ha desviado de su dirección original, como la reflejada por una superficie. En general, las fuentes de luz artificial pueden alterar los ciclos naturales de los animales que utilizan la luz como señal para llevar a cabo funciones vitales, como alimentarse o desplazarse. En particular, la luz polarizada constituye un importante tipo de polución porque los animales, principalmente los insectos, la confunden con luz natural, algo que desencadena comportamientos que pueden resultar fatales.
La luz reflejada por estructuras artificiales puede atraer o espantar a los animales y, entre otras consecuencias, alterar la depredación, variar la dirección de las migraciones y cegar a los organismos, así como despistar a las especies en la elección de los emplazamientos para los nidos. Cuanto más oscura y lisa sea la superficie artificial, más polarizada es la luz que refleja y más intensa la respuesta que los organismos dan al estímulo. Para muchos animales, la luz polarizada indica la existencia de masas de agua, lugar en el que se alimentan, beben e incluso ponen sus huevos. En el caso de las libélulas y otros insectos, que a menudo utilizan estanques, riachuelos y lagos para poner sus huevos y pasar la primera etapa del desarrollo de su vida, confundir estructuras artificiales con masas de agua puede ser mortal. Los científicos, liderados por Gábor Horvath, explican que los insectos acuáticos son los cimientos de la pirámide alimenticia, por lo que el daño de la polución por luz polarizada se extiende a la totalidad de los ecosistemas. Por ejemplo, cuando un insecto confunde el brillo de una mancha de petróleo con una masa de agua, tanto él como sus depredadores pueden quedar atrapados y morir por ahogamiento, deshidratación o agotamiento. Los ecologistas piden que se lleven a cabo medidas para paliar los efectos de esta polución, como añadir marcas blancas a las carreteras o instalar cortinas claras en los edificios de cristal negro brillante que sirvan de alerta para los insectos.
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