Maestro Valentino

Montmeló- Valentino tenía muchas ganas de «vendetta», pero ninguna prisa. Por eso esperó a la curva final, al último suspiro, para dictar otra de sus brillantes lecciones. Nadie esperaba ya, ni siquiera Lorenzo, que en ese lugar se pudiera sacar tanta ventaja como la que tomó el italiano, que puso en pie a todo el circuito de Montmeló y pasó primero en una carrera que ya tiene un lugar preferente en la historia. «No sabía si se podía adelantar en esa curva, así que lo intenté», explicó «Il doctore», completamente satisfecho con su victoria número 99 y con lo que significaba. «Vale» necesitaba recordar a los rivales que su reinado sigue vigente y lo hizo poniendo toda la magia de la que es capaz encima de la moto. Fue un momento mágico, justo cuando Jorge estaba a punto de enfilar la recta de meta una bala con los mismos colores que la montura del mallorquín apareció para llevarse toda la gloria. Antes, Rossi había optado por la moderación y por dejar que Lorenzo llevase la iniciativa. El calor acabó con la resistencia física de Stoner y los dos grandes protagonistas se quedaron solos con más de media carrera por delante. El prólogo fue tranquilo, con Lorenzo casi siempre en cabeza, mientras Valentino esperaba guardando algunos caballos para más adelante. Los dos amenazaron por un momento con marcharse en solitario, aunque no tardaron en darse cuenta de que sería imposible, había que luchar hasta el final. Las pizarras decían que sólo faltaban dos vueltas cuando comenzó el verdadero espectáculo, un recital de adelantamientos que iba aumentando de intensidad en cada curva hasta que en la última llegó el éxtasis que deja a Valentino en cabeza del mundial empatado a todo con su compañero en Yamaha y con Stoner. Nunca es fácil perder de la forma en la que lo hizo Jorge, aunque comprendió enseguida que era un segundo puesto que, además de 20 puntos, le daba más cosas. Por ejemplo, la mayoría de edad en la categoría reina. El campeón y él se adelantaron cuatro veces en la última vuelta, nueve veces en una carrera que parecía que sólo disputaban ellos dos. Después de ver su actuación de ayer nadie podrá dudar de que la imagen de madurez de Lorenzo es totalmente real y de que su destino es convertirse en un habitual de luchas como la que protagonizó en Montmeló. «Siempre pongo el corazón en este tipo de batallas y estoy acostumbrado a ganarlas, pero hoy [por ayer] me he encontrado con el mejor. Es un perro viejo, ha estado más valiente. Yo le he dejado la puerta abierta y por todo eso me ha ganado», reconoció. ¿ Pedrosa, agotado. Dani lo dio todo para ser sexto. Teniendo en cuenta las múltiples infiltraciones a las que se ha sometido durante todo el fin de semana, su caída del sábado y sus deficiencias físicas, fue todo un milagro que le dejó tan vacío que no podrá estar en la jornada de entrenamientos de hoy. Toni Elías se fue al suelo muy pronto y Gibernau tuvo su actuación más floja del curso. Pero daba igual, después de las tres de la tarde sólo se hablaba de una cosa: del adelantamiento de Rossi. ¿ Abucheos para Simoncelli. Álvaro Bautista reforzó su liderato del Mundial de 250cc con un triunfo en el que demostró una clara superioridad. Se escapó en cuanto quiso y hasta tuvo tiempo de ahorrar esfuerzos en la parte final. El reencuentro con Simoncelli tras la maniobra de Mugello no pudo ser. El italiano se cayó pronto y abandonó entre los abucheos del público por no ser un piloto «limpio» sobre la pista. ¿ Simón paga caro su despiste. «Julito» se quedó sin el triunfo en 125cc por celebrarlo antes de tiempo. Era el penúltimo paso por meta, pero el español levantó los brazos en señal de victoria ante el estupor de su rival y de su propio equipo: «¡Pero qué hace!», gritaba Aspar desde el muro mientras Iannone se escapaba para dejar sin nada a Simón, que completó su día negro cuando la «foto finish» dio la tercera plaza a Sergio Gadea. «Vi que llevaba ventaja y pensé que ya era la última vuelta. Luego no vi la bandera e intenté reaccionar. Al menos reaccioné bien y estuve a punto de lograr el podio», explicó.