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No señor Zeta

La Razón
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No, señor presidente del Gobierno, no lleva usted razón cuando asegura que la educación española ofrece buenos resultados, y que los malos son culpa del atraso heredado de generaciones anteriores. Mire usted, señor, mis padres no fueron a la universidad, yo sí. Para atraso el de la generación de mis padres, hijos de la malnutrición y el sudor frío de la posguerra. Hombres y mujeres que, armados de las cuatro reglas y una sabiduría hecha de tesón, esfuerzo y trabajo duro, levantaron este país con sus manos desnudas, sin certificado de la ESO que les valiera, y mandaron a sus hijos a la universidad apretándose el cinturón hasta que les reventaron las carnes. Dice usted que padres que no han estudiado no pueden ayudar a que sus hijos lo hagan. No es así. Yo aún me emociono al recordar cómo mis padres negaban impotentes cuando les pedía apoyo para hacer las derivadas de mis deberes de matemáticas. Y, sin embargo, aprendí a resolverlas por mi cuenta, animada por ellos. No puedo olvidar cómo mi tío, Jesús Flox, simple bachiller, me repetía machaconamente que para mí siempre sería más importante saber resolver variaciones y permutaciones que aprender a pintarme bien las uñas. De mi generación conozco a cuatro hijos de un labrador analfabeto que se convirtieron en brillantes ingenieros químicos, dos de ellos, un arquitecto y un matemático. Nuestros padres no eran licenciados, como el de usted, pero no por eso ignoraban la importancia de la educación como instrumento de promoción social, y del mérito y la valía personal que finalmente lograron que sus hijos cambiaran su estatus económico por otro mejor cuando llegaron a adultos. Es usted aficionado a reescribir la historia y a teñir de colores la memoria colectiva, pero debe usted saber que, en este caso, a mí me han abochornado sus palabras de señorito progre. No ofenda usted el valor de tantos padres sin estudios que cuidan con mimo la educación de sus hijos. El único atraso escolar que padecemos hoy día es el que están provocando las leyes educativas del grupo político que usted representa.