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Pagos en especie

Pocos años atrás, uno de los grandes bancos españoles financió 17 conferencias de Garzón en los Estados Unidos, a cien mil dólares el acto

La Razón
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Nada me aburre más que escribir del juez Garzón. Sólo comparable a redactar un artículo acerca de la metalurgia en el siglo XIX y su impacto en la economía de Llodio. Sucede que es oportuno hacerlo. Los pagos en especie. De beneficiarse de pagos en especie acusa al Presidente de la Generalidad de Valencia, Francisco Camps. Unos trajes. No me creo semejante patraña. De ser cierta la acusación de Garzón nos hallaríamos ante el soborno más cretino de nuestra Historia. De ahí que no me quepa en la cabeza. Es peligroso señalar a un político de altas responsabilidades como receptor de pagos en especie, cuando el dedo que apunta forma parte de una mano que se ha beneficiado de toda suerte de pagos en especie y no en especie. Cuando San Isidro llega, en las grandes corridas, siempre las cámaras de Canal Plus nos regalan la imagen de don Baltasar ocupando barreras o burladeros. ¿Paga sus entradas? Sus famosas cacerías en España y África. ¿Las abona de su cuenta corriente o acepta que los propietarios de los cotos y organizaciones de safaris se atrevan a obsequiarle con invitaciones o rebajas? Pagos en especie. ¿Han asistido ustedes en alguna ocasión a una conferencia pronunciada por Baltasar Garzón? Duerme a las ovejas. Pocos años atrás, uno de los grandes bancos españoles financió 17 conferencias de Garzón en los Estados Unidos, a cien mil dólares el acto. En total, un millón setecientos mil dólares que aterrizaron en España en los bolsillos de Garzón. A esto no se le puede llamar pago en especie, sino pago en rama. Quiero y admiro a Luis del Olmo. Colaboré en su programa «Protagonistas» quince años. Luis es generoso y entusiasta. Y también ingenuo con algunas amistades. Cuando se propone algo, lo consigue. Lleva años organizando un campeonato de golf en el que compite Garzón. ¿Paga Garzón los hoteles y los viajes? Deduzco que lo paga la organización de Luis del Olmo, igual que me los pagaba a mí. Cuando Luis invita lo hace de verdad, y disfruta haciéndolo. Pago en especie. Hasta un polo bordado con el logotipo del torneo se puede considerar pago en especie. E insisto en que no estoy disculpando la muy improbable aceptación de Camps de pagos en especie, porque no me la creo. Me limito a escribir que Baltasar Garzón recibe todos lo años muchos pagos en especie y en lo que no es especie, y nadie le ha dicho nada. Su pasado en la lucha contra la ETA elevó su figura ante millones de españoles. De haber sido quien esto firma el empresario de la Plaza de Toros de Madrid o de Sevilla, me hubiera sentido honradísimo en invitar a una barrera o a un burladero al juez Garzón para que asistiera a cuantos festejos se le antojaran. Sería el detalle de un español agradecido a un juez que vacía la calle de terroristas. Otra cosa es el ciclo de diecisiete conferencias a cien mil dólares el tostón financiadas por un gran banco. Eso no lo debería aceptar un juez de la Audiencia Nacional, pero si nadie ha protestado por ello, será que es legítimo y correcto.De cualquier forma, Garzón ha alcanzado su principal objetivo. Habrá errado, una vez más, en su instrucción, pero dejará el prestigio personal de Francisco Camps en el aire, a merced de lenguas, plumas y voces organizadas y maledicentes. Sus servicios a su partido político preferido podrán ser impagables si Camps no demuestra que su honradez llega también a los trajes de alpaca. Y a partir de ahora, que el juez pague de su bolsillo los toros, el golf y la caza. Con otro ciclo de conferencias, le sobraría liquidez para hacerlo.