Sastre gana la etapa reina del Giro y es tercero en la general

Cuatro puertos de montaña y 237 kilómetros pueden asustar a cualquiera, pero no a Carlos Sastre. El abulense, cómodo durante toda la etapa, metido en el grupo de los grandes, esperó su oportunidad en la última subida, el monte Petrano. Por delante estaban Popovych y Cunego. A su lado, Di Luca, Menchov y Basso. Atacó Basso, pero fue un espejismo. Atacó Sastre y se marchó.

Por detrás se quedaron los dos primeros de la clasificación, Menchov y Di Luca. Al ruso sólo le preocupaba el italiano, el único que podía arrebatarle la "maglia"rosa, y se pegó a su rueda. Los demás, fueron cayendo poco a poco. Primero, Basso, que acabó reintegrado en su pequeño grupo, el de los dos que mandan en la clasificación. Después, Cunego, que a nadie le importaba. Lo superó Sastre y se le tragó la tierra.

Al español sólo le quedaba Popovych por delante, el único corredor que defendía el orgullo del Astana. Porque Leipheimer se derrumbó enseguida y Arsmtrong, después de comprobar que no podía marcharse de los mejores, decidió convertirse en el gregario de su compañero, el único que lo acompañó hasta la meta.

Popovych cabeceaba para marcar su ritmo. Hasta que vio aparecer a Sastre por su derecha. Giró la cabeza y resopló en una demostración de impotencia. Ni siquiera intentó seguirlo. Sastre estaba desatado y su único objetivo era la meta. Estaba cerca, no tenía a nadie por delante y nadie lo alcanzó.

Sastre levantó los brazos en la meta. Ya tiene su etapa en el Giro, la primera, y se coloca tercero en la clasificación. Sólo por detrás de Menchov y Di Luca. El ruso esprintó para arañarle unos segundos más de bonificación a Di Luca y mantiene la "maglia"rosa.