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Barcelona

Un sueño imposible

Un sueño imposible
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El Atlético afrontó el partido con el ánimo de reencontrarse como equipo. Con la esperanza de jugar un buen partido, de no hacer otro ridículo y de coger moral para el futuro. Eso era lo principal y si con ello conseguía la heroicidad de remontar al Barcelona, muchísimo mejor. El conjunto de Aguirre logró por momentos su primer objetivo, disputó sus mejores minutos de 2009, pero no fue suficiente. El Barça se asustó cuando marcó Sinama, pero poco después Bojan devolvió la tranquilidad al Camp Nou. La entrada de Messi en la segunda parte terminó de rematar al Atlético.
Sinama remató de cabeza una falta sacada por Simao y un escalofrío recorrió el cuerpo de más de uno. Laporta no sabía dónde mirar, y Guardiola se debatía entre elevar la vista al cielo y bajarla al suelo. El entrenador es más precavido que nadie. No se fiaba del partido, lo dijo y lo confirmó con actos. Xavi y Etoo estaban en la grada, pero Messi no...
Más miedo todavía le entró al líder de la Liga cuando a Cáceres le dio por pasar la pelota a los rojiblancos. El uruguayo, uno de los jugadores menos utilizados por Guardiola, empezó muy bien. Le robó dos balones a Agüero de forma limpia y se mostró seguro. Pero entró en una espiral de fallos. Primero le regaló un balón al propio «Kun», que no supo controlar. Después se le escapó una pelota que cayó en los pies de Simao. Entre Pinto y Márquez salvaron a Cáceres de la vergüenza. El central del Barça empató a errores con Pernía, también empeñado en hacer felices a sus enemigos.
El Atlético era el dueño del centro del campo. Banega aporta el toque que el Atlético necesita, aunque sea inconsistente y su cabeza no está al mismo nivel que sus pies. La tensión pasó cuando Bojan se quitó el complejo que parece perseguirle esta temporada. Una jugada aislada acabó con las esperanzas rojiblancas. Sylvinho centró perfecto y Bojan se incorporó desde atrás para superar a Coupet con un cabezazo muy potente. El canterano corrió a abrazar al autor del pase y celebró el gol eufórico. Cada vez que marca se libera, aunque ayer falló más ocasiones de las que acertó. Pudo anotar un par de goles más, pero le pudo la precipitación.
El Barcelona no fue el Barcelona en todo el partido. Alves estaba en el once, pero más en su campo que en el contrario. Echó de menos a Messi. El juego colectivo no existía y sólo alguna arrancada de Iniesta animaba a la grada. Es difícil que los jugadores sintieran este duelo como cualquier otro. Empezó con demasiada ventaja como para salir a morder. El hambre lo habían saciado en el Vicente Calderón.
El Atlético fue el dueño de la pelota. Debe ser el primer partido en el un equipo logra igualar el porcentaje de posesión con los azulgrana. Simao fue el jugador más incisivo, porque Agüero tiene problemas físicos. Le faltó valentía para encarar a los defensas y también velocidad. En una carrera se rompió y tuvo que ser sustituido con calambres.
Cuando él se marchó entró Messi. No fue el argentino quien remontó, pero con él en el campo el Barça recuperó el mando y el balón. Leo es el faro azulgrana, sus regates y sus carreras guían al equipo y con ellos sus compañeros se sienten más seguros. Iniesta cogió la pelota en la izquierda, se marchó de Antonio López y Luis García, después de Raúl García, y pasó atrás para que Gudjohnsen marcara. Guardiola se relajó por fin.