Una especial victoria

La campaña de los partidos nacionalistas ha sido la más respetuosa de todas. CiU ha sabido bien recoger ese fruto. Su cabeza de lista, Ramon Tremosa, centró su mensaje no en atacar sino en reivindicar para Cataluña. Arropado por Artur Mas y, sobre todo, por Duran Lleida, un político sobrado de sentido común, la federación saborea las mieles del éxito con la vista puesta en las autonómicas del año próximo. La número dos, Izaskun Bilbao, pertenece al sector moderado del PNV y contrapone el efecto de unión del Partido Socialista y el Partido Popular en Euskadi.
También un cambio en las filas de ERC. Su candidato, Oriol Junqueras, exhibió un perfil sensato, lejano a las tesis radicales de su formación. Tremosa, Bilbao y Junqueras proceden los tres del mundo académico, con sólida formación y no están en la «cocina» ideológica de sus partidos. Su campaña fue pragmática, ahondando en problemas concretos de Cataluña y el País Vasco. Su presencia en la Eurocámara puede aportar aire fresco y combatir la fuerza de los dos colosos, socialistas y populares.
Este resultado retorna aires de victoria a CiU, con la esperanza de recuperar el poder. Otorga voz al Partido Nacionalista Vasco, en momentos bajos, y abre expectativas sobre el futuro papel de Esquerra. Es un triunfo especial, de moderación frente a radicalismo, para una tercera fuerza que sigue siendo decisiva.