Internacional
¿Romperá el SPD la Gran Coalición?
Los socialdemócratas alemanes buscan en el congreso que arranca hoy en Berlín forzar un giro social a Merkel sin romper el Gobierno
Superado el nerviosismo inicial que produjo en la cúpula del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) la victoria del dúo formado por los izquierdistas Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken en las primarias de hace una semana, arranca hoy en Berlín un decisivo congreso en el que se debe clarificar si la formación permanece en la Gran Coalición con los conservadores de Angela Merkel (CDU/CSU).
Tras dos reuniones entre la dirección provisional que encabeza el partido desde la dimisión de Andrea Nahles el pasado junio y la nueva presidencia, se ha alcanzado el consenso de que el SPD debe arrancar a sus socios de Gobierno nuevos compromisos sin romper la coalición. Para ello, se apoyan en el último capítulo del pacto de 175 páginas alcanzado en marzo de 2018, que ya preveía la revisión de los resultados a mitad de legislatura. “En la mitad del período legislativo, se hará un inventario del contrato de coalición para determinar qué medidas se han implementado o qué nuevos proyectos deben ser acordados sobre la base de las nuevas circunstancias”, se puede leer.
Incluso en el dúo ganador de las primarias se percibe un tono mucho más conciliador que el que exhibieron durante la campaña, cuando hablaban abiertamente de romper la “Groko” y pasar a la oposición para que el partido pudiera regenerarse de cara a las nuevas elecciones federales, previstas para el otoño de 2021. “Ni la permanencia en la coalición ni la salida son fines en sí mismos”, asegura el documento que se presentará hoy antes los delegados y que fue ayer adelantado por el semanario “Der Spiegel”. “Hemos logrado un compromiso que va en la dirección correcta”, aseguraba Walter-Borjans, mientras Esken reconocía que abandonar la “Groko” no es “un objetivo en sí mismo”.
Ahora Borjans y Esken apuestan por dar un impulso más social y verde al Gobierno alemán para recuperar un perfil político propio que frena la caída en los sondeos. Para ello reclaman una lucha más decidida contra el cambio climático, la puesta en marcha de un ambicioso plan de inversiones y la subida del salario mínimo interprofesional. Esta última medida es muy sintomática, dado que la introducción del mismo fue la exigencia del SPD para entrar en la Gran Coalición de 2013. Ahora piden que los 9,18 euros actuales suban hasta los 12.
En el ámbito del cambio climático, los socialdemócratas no quieren quedarse atrás viendo cómo Los Verdes amenazan su posición como segundo partido más votado, según todas las encuestas. De hecho, en las europeas ya fueron “sorpassados” al obtener un humillantes 15% de votos. El SPD aspira a adelantar el abandono del carbón, que el Gobierno ha fijado para 2038.
Muestra de este pragmatismo es la actitud conciliadora del líder de las Juventudes Socialdemócratas (Juso), Kevin Kühnert, que podría ocupar una de las vicepresidencias del partido. “Dentro del Gobierno tenemos más capacidad de maniobrar que fuera”, reconoce Kühnert, que en el pasado hizo campaña contra la Gran Coalición y apoyó en las primarias al dúo izquierdista frente a los candidatos del aparato, el vicecanciller y ministro de Finanzas, Olaf Scholz, y la diputada Klara Geywitz.
Sin embargo, este entendimiento entre el viejo aparato y los nuevos copresidentes, que deben ser confirmados en Berlín, no parece haber agradado al ala más izquierdistas del SPD, que ha anunciado que forzará en el congreso una votación sobre la permanencia en la Gran Coalición. “Los delegados esperan que en el congreso se produzca una decisión sobre el balance de la Gran Coalición y, a partir de ahí, una decisión sobre la permanencia en la coalición”, declaró ayer la diputada Hilde Mattheis, dirigente de la facción Izquierda Democrática 21, al diario “Passauer Neue Presse”.
Sea como fuere, el SPD afronta el peor momento de sus 156 años de historia. Tras caer a un desconocido 20,5% de los votos en las últimas federales de 2017, los últimos sondeos les conceden apenas el 14%, compitiendo por la tercera posición con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). La nueva dirección del partido espera insuflar el optimismo suficiente para que la socialdemocracia pueda volver a los niveles del 30% de apoyo electoral. De lo contrario, el partido más antiguo de Alemania podría pasar a la insignificancia política.
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