Internacional
La “Operación Gedeón” sigue en marcha
El hecho de que la incursión de un grupo armado haya fracasado no quiere decir que no haya otras células operando dentro de Venezuela
Son múltiples las especulaciones, análisis e hipótesis aparecidos estos días sobre la última incursión marítima por parte de un grupo de militares, presuntamente vinculados a la denominada «Operación Gedeón». Según declaraciones de algunos de sus autores intelectuales, la iniciativa tiene como propósito desmantelar el régimen de terror que impera actualmente en Venezuela.
El malestar dentro de las Fuerzas Armadas y dentro de los cuerpos policiales es real y crece con el pasar de los días. Sobre todo en los mandos medios y bajos –todos ellos víctimas también de la crisis– se mueven fichas diariamente, se conspira, se organiza y se trabaja para poder encontrar las vías que permitan el rescate de la República. Queda claro que todavía existen elementos y cuadros dentro de las instituciones castrenses y de seguridad, con el llamado sentido de Patria.
Lo ocurrido días atrás es simplemente una muestra de lo que podría venir de manera contundente en el corto o mediano plazo; una irrupción importante de militares que se enfrenten de una manera determinada a la usurpación chavista.
Por otro lado, es claro que el régimen bolivariano ha aprovechado esta acción de rebeldía para agigantar, inventar y exagerar lo ocurrido. El verbo antiimperialista se oxigena y reaviva sus argumentos. En este marco, resulta creíble la afirmación de la Administración de Donald Trump sobre su ausencia y desconocimiento de esta operación. Entre otras cosas, las condiciones y sucesión de hechos no parecen evidenciar que la DEA, ni los Marines hayan estado detrás de lo ocurrido. Ni los equipos ni las formas tienen vínculos con lo que ya se conoce sobre la capacidad militar de los Estados Unidos cuando decide efectuar una acción armada.
Lo que parece evidente es que la «Operación Gedeón» está en marcha. El hecho de que un grupo no haya conseguido ingresar en las costas de Macuto y Chuao, no quiere decir que otras células no estén operando dentro del territorio venezolano. Esto lo ha afirmado el capitán de la Fuerza Armada Nacional, Javier Nieto Quintero, quien ha confirmado que «la operación sigue hasta el final», y que «un grueso de nuestra fuerza está dentro de la Fuerza Armada».
Dos interrogantes y preocupaciones. La primera, un aumento de la represión y persecución a opositores que nada tienen que ver con la operación. En segundo lugar, y no menos importante, el riesgo de que el éxito de la operación implemente un régimen militar en Venezuela que sustituya al de terror que lidera Nicolás Maduro. Resulta claro que cualquier acción de fuerza, venga de quien venga y se produzca como se produzca, debe tener como objetivo fundamental una transición democrática que ponga en el centro de poder al presidente interino Juan Guaidó. El país no puede permitirse la instauración de un gobierno militar que desplace a las fuerzas políticas y civiles; sería un error.
Venezuela está ansiosa de elegir a sus representantes a través de unas elecciones realmente libres. Si la «Operación Gedeón» resulta un éxito, que sea para servirle la mesa a la democracia.
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