Pakistán
Asesinadas dos adolescentes a manos de sus familiares por posar con un hombre en un vídeo
Nuevo crimen de honor en Pakistán. Las jóvenes, de 16 y 18 años, se grabaron con el móvil junto a un hombre. El padre de una y el hermano de la otra las han matado para “salvaguardar” el honor de la familia
La injustificada muerte de dos menores, de 16 y 18 años, tras aparecer con una tercera junto a un hombre, en un vídeo grabado con móvil que se ha hecho viral, vuelve a desatar la polémica sobre los crímenes de honor en Pakistán. La Policía paquistaní ha detenido a dos sospechosos, el padre de una de las víctimas y un hermano de la otra. La tercera niña, la que ha sobrevivido, ha sido puesta en custodia para salvarle la vida, según el diario paquistaní “Dawn”.
Según el rotativo en inglés, el vídeo de 53 segundos, fue filmado hace casi un año en la aldea remota Shaam Plain Garyom, en los límites entre Waziristán del Norte, feudo Talibán, y del Sur, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, y probablemente se volvió viral en las redes sociales hace unas semanas. Según el informe de la Policía, al que tuvo accedo “Dawn”, el móvil de los asesinatos fue el vídeo colgado en internet. Lamentablemente, este “castigo” extrajudicial conocido como “karo-kari” (el honor familiar tribal) es cada vez más frecuente en el resto país.
Lo llaman “honor” como pretexto para encubrir un acto criminal, y lo peor es que el asesinato deliberado de mujeres para ocultar la “deshonra” familiar o conyugal es una práctica extendida que cuenta con el silencio de propia familia y favorece la impunidad del agresor. Las “cuestiones” de honor va más allá de la religión, ya que se práctica tanto en comunidades musulmanas como cristianas.
1.000 mujeres asesinadas por el “honor”
Según Human Rights Watch (HRW) la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo un problema grave en Pakistán, que cada año se lleva por delante alrededor de 1.000 víctimas asesinadas por el “honor".
Según una investigación de la ONG “Women Cell of Research and Development for Human Resources” (RDHR), el 43 por ciento de las víctimas han muerto en manos de sus maridos, mientras que los hermanos han sido los responsables en el 24% de los casos y el resto de los crímenes los cometen familiares cercanos como tíos o abuelos.
Sindh, al sur de Pakistán, es la provincia con mayor índice de crímenes de honor, solo el año pasado se registraron 100 casos en esta provincia- especialmente en las comunidades rurales donde se practican las leyes tribales.
En 2005, Pakistán enmendó su Código Penal paraevitar que los responsables de “crímenes de honor” escaparan a la justicia perdonándose a sí mismos como familiares de la víctima. Sin embargo, suele arreglarse dentro de la propia familia, o acudiendo a la jerga “Consejo de Ancianos”, una legislación paralela tribal que nunca falla a favor de la víctima, sino del agresor.
Campañas en Pakistán
“Matar a una mujer es fácil y conveniente en Pakistán: nadie hace preguntas, nadie ofrece justicia”, lamentó a LA RAZÓN el profesor Muazam Nasrullah, doctor de Psicología de la Universidad Aga Khan en Karachi.
Si bien el Estado tiene la opción de tomar medidas contra los presuntos asesinos, el problema es que las familias perdonan a los asesinos (que comúnmente son miembros de la propia familia), ya que es un crimen por el supuesto honor. “Esta espada Damocles cuelga sobre la cabeza de todas las mujeres paquistaníes”, advirtió Nasruallah.
El psicólogo cree que debería haber más campañas de concienciación, no internacionales sino nacionales para que “la sociedad paquistaní tome conciencia sobre la gravedad de estos asesinatos”.
Precisamente, el documental “Una chica en el río: El precio del perdón”, de la directora Sharmin Obaid Chinoy, ganó en 2016 el Oscar al mejor cortometraje documental. Sin embargo, en Pakistán, lamentó Nasruallah, “nadie lo conoce”.
Los crímenes de honor son una práctica cotidiana en Pakistán, pero este fenómeno no es exclusivo de este país. En la vecina Afganistán y en India también está arraigada esta costumbre. La mayoría de mujeres del sur de Asia son vulnerables a este tipo de atrocidades como la violencia doméstica, el matrimonio infantil o forzado, los asesinatos por honor, y los agresores suelen salir impunes de sus crímenes.
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