Bélgica

Bélgica forma Gobierno con una coalición de siete partidos tras más de 650 de bloqueo

El liberal Alexander de Croo encabeza una coalición de siete partidos que excluye a los independentistas flamencos del N-VA

El nuevo primer ministro belga Alexander De Croo
El nuevo primer ministro belga Alexander De CrooYVES HERMANREUTERS

Bélgica consiguió ayer formar un nuevo Gobierno, un día antes de que expirasen los poderes especiales otorgados a la primera ministra en funciones, Sophie Wilmès, para luchar contra la pandemia. El nuevo Ejecutivo federal está formado por un crisol de siete partidos tras más de 650 días de bloqueo. Los belgas pulverizaron en agosto su propio récord de 589 días durante los años 2010 y 2011.

Las últimas elecciones fueron el 26 de mayo de 2019. El Gobierno presidido por el liberal francófono Charles Michel, actual presidente del Consejo Europeo, había caído en diciembre de 2018 después de que los nacionalistas flamencos rechazaran firmar el acuerdo de migratorio de la ONU.

Esta nueva coalición belga de siete formaciones abarca a socialistas, liberales, ecologistas y democristianos. Los belgas, especialistas en bautizar sopas de letras, han decidido denominar a esta nueva coalición como Vivaldi, en honor al compositor italiano de las Cuatro Estaciones y los colores de los socios.

El nuevo primer ministro será el liberal flamenco Alexander de Croo. Se espera que este jueves jure su nuevo cargo por la mañana y que esta misma tarde participe en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Según destacan los medios belgas, la carrera política del flamante primer ministro, de 44 años, ha sido fulgurante ya que tras culminar sus estudios de ingeniero prefirió decantarse por la empresa privada. En 2009, fue elegido presidente de su partido, el mismo en el que militó su padre, un antiguo ministro.

El rey Felipe de los belgas confirmó ayer el acuerdo para hacer a De Croo nuevo primer ministro. El otro candidato con más posibilidades era Paul Magnette, el líder de los socialistas de Valonia, la fuerza política que cuenta con más escaños de la coalición.

Pero en este nuevo Ejecutivo federal belga no solo importan los que los forman sino los que no. Queda fuera de la coalición, la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), los independentistas flamencos que fueron la fuerza más votada en Flandes en las últimas elecciones (16% de los votos) y, por ende, en el conjunto del país. Su líder, el alcalde de Amberes, Bart de Weber, ya ha reclamado cambios en la ley electoral para que gobierne la formación más votada. Los independentistas flamencos son los grandes valedores de Carles Puigdemont en su estancia en Bélgica y formaban parte del Gobierno federal de Michel.

Vlaams Belang, la segunda fuerza más votada en Flandes y los grandes vencedores tras triplicar los votos en los últimos comicios, celebró el domingo una manifestación para protestar contra la nueva coalición. De hecho, una de las grandes motivaciones para cerrar el pacto era evitar la polarización del país, ante el temor a un nuevo ascenso de la Vlaams Belang en Flandes -considerado un partido de ultraderecha- y el alza también de la izquierda radical del PTB en Valonia.

Las últimas elecciones arrojaron un hemiciclo profundamente dividido entre la derecha nacionalista flamenca y los socialistas valones, en un país que no tiene partidos políticos de implantación nacional, sino formaciones regionales que deben pactar para formar el Ejecutivo federal.

Ante lo heterogéneo de las familias políticas que integran la nueva coalición, el programa de Gobierno ha sido pactado de manera exhaustiva y sin grandes márgenes para la sorpresa. Según ha trascendido hasta el momento, el nuevo Ejecutivo aprobará una pensión mínima de 1.500 euros netos (siempre que se haya cotizado el máximo), el compromiso de eliminar la energía nuclear en 2025 (aunque con la opción de mantener dos reactores en funcionamiento) y una gran reforma fiscal y del Estado.

Se espera que mañana jueves tanto De Croo como el resto de los ministros presten juramento ante el rey Felipe de los belgas, en una sala del Parlamento Europeo habilitada para la ocasión, con el objetivo de poder respetar las normas de distancia social para hacer frente a la pandemia del coronavirus.