Sanciones de EE UU

El giro de Biden en Venezuela

La nueva Administración estadounidense estaría dispuesta a flexibilizar las sanciones en contra del chavismo

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro
El presidente de Venezuela, Nicolás MaduroMiraflores Press HANDOUTAgencia EFE

Según el portal de noticias Bloomberg: «Los asesores del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, se están preparando para posibles negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela en un esfuerzo por poner fin a la peor crisis económica y humanitaria del hemisferio occidental, según tres personas familiarizadas con el asunto». La nota complementa la información afirmando que el nuevo Gobierno estadounidense estaría dispuesto a flexibilizar las sanciones en contra del chavismo, a cambio de encontrar vías para lograr unas elecciones libres en el país caribeño.

El asunto no es sencillo porque traspasa las fronteras venezolanas. No se puede olvidar que dentro de Venezuela juegan actores importantes con intereses cuantiosos: China, Irán, Rusia y Cuba. Maduro no está solo. La próxima Administración de Joe Biden y Kamala Harris lo sabe y deberá jugar en un tablero de ajedrez complicado. En este sentido, abordar el tema venezolano para los demócratas recién electos, incluirá la agenda y los propósitos de jugadores fuertes que en las últimas décadas representan la contraparte de Estados Unidos en polos de poder dentro del concierto internacional.

Hoy, podría concluirse que la estrategia del presidente Donald Trump no funcionó, básicamente porque Maduro sigue usurpando el poder a pesar de las sanciones. Porque a pesar de las apariciones del Comando Sur, sus iniciativas en el mar caribe para intimidar y las amenazas medianamente creíbles en su momento, Juan Guaidó y la oposición venezolana no han logrado tomar el control político del país. Difícil será concluir que se trató para la Administración Trump de un asunto únicamente de conveniencia electoral, subestimación del enemigo o desorden e improvisación a la hora de afrontar el problema. Quizás también ha sido un poco de las tres cosas.

Si las fuentes de Bloomberg dicen la verdad, sin duda que habrá un cambio importante en la política internacional hacia el problema venezolano. Es cierto que el tema «Venezuela» se ha convertido en un asunto bipartidista en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar del apoyo institucional norteamericano hacia la causa de la libertad en ese país, buscar un acercamiento con Maduro significaría un giro de 180 grados. De concretarse dicha estrategia, es casi seguro que veremos al chavismo gobernando un tiempo más. No es posible encontrar una solución en un proceso de negociación si no se emplea tiempo y paciencia, cosas que, por cierto, carecen los venezolanos en estos momentos.

Un nuevo proceso de diálogo o de negociaciones con Maduro genera suspicacias con respecto al éxito que la mayoría de los venezolanos esperan: la salida definitiva del chavismo del poder. La historia reciente confirma que todo acercamiento con la usurpación resulta infructuoso. Maduro ha logrado siempre reacomodarse, comprar tiempo, flexibilizar algunas medidas pero, al mismo tiempo, endurecer otras. Así, finalmente consigue el único propósito que ha perseguido desde que ocupa la silla del Palacio de Miraflores: perpetuarse en el poder.

Esperemos que el nuevo Gobierno norteamericano no colabore con la agonía de un pueblo que sueña con ver a su patria finalmente libre.