Petrodólares
Mohammed Bin Salman, el polémico jeque saudí que ha comprado el Newcastle y que ha hecho saltar las alarmas a Reino Unido
El príncipe de Arabia Saudí tiene una fortuna de unos 389 millones de euros (unas veinte veces más que el Manchester City de los petrodólares) y Amnistía Internacional ha pedido “revisar las reglas”
Un yate de lujo de más de 400 millones de euros, una villa en Francia de 300 millones y la compra de un cuadro de Leonardo da Vinci por más de 400 millones, todo un récord respecto a una obra de arte. Al nuevo dueño del Newcastle desde este jueves no le falta precisamente el dinero, pues tiene una fortuna de unos 389 millones de euros (unas veinte veces más que el Manchester City de los petrodólares).
Hace cinco años, Bin Salman anunció un proceso reformista conocido como ‘Vision 2030′, cuyo objetivo era modernizar un país anclado en el pasado. De esta forma, está intentando, por ejemplo, que el turismo a Arabia Saudí ya no tenga por qué ser religioso y que la economía empiece a mirar más allá del crudo. El momento más complicado para el joven príncipe, que apenas tiene 35 años, vino en 2018, cuando agentes saudíes asesinaron a sangre fría al periodista Jamal Khassoggi antes de despedazarle durante una visita a la embajada del país en Estambul. Un informe de la inteligencia estadounidense, asegura que MBS, que ha encerrado a cientos de disidentes y rivales, dio el “visto bueno” al asesinato.
Amanda Staveley fue más clara cuando se le presionó por segunda vez en una entrevista con The Associated Press. “Hace tiempo que no hablamos con el príncipe heredero sobre esto”, dijo. “Mucho tiempo”. Sin embargo, el fondo soberano que se convirtió en el propietario mayoritario del Newcastle está presidido por el príncipe Mohammad, y la prolongada venta ha traído a Arabia Saudí un indeseado escrutinio de su conducta, desde las violaciones de los derechos humanos hasta la piratería de las emisiones.
Pero los nuevos dirigentes del club y la Premier League intentan convencer a todo el mundo de que ignore la realidad afirmando que el Reino de Arabia Saudí no tiene nada que ver con la gestión de la última adquisición del Fondo de Inversión Pública. “El PIF es en gran medida un fondo de inversión autónomo y con fines comerciales”, dijo Staveley, que se une a la junta directiva del club tras adquirir una participación del 10% a través de PCP Capital Partners, “y no opera como parte del Estado en general. Así que existe esa separación”.
Incluso aceptando las afirmaciones de Staveley de que el gobernante de facto de Arabia Saudí está demasiado ocupado con la gestión del país o del resto de los activos del fondo de 430.000 millones de dólares como para preocuparse por el activo futbolístico de 300 millones de libras (409 millones de dólares), un vistazo al resto del consejo de administración del PIF hace aún más difícil discernir cualquier separación entre el Estado y el PIF.
Amnistía Internacional ha pedido revisar las reglas
Amnistía Internacional mostró este viernes su queja por la compra por parte de un consorcio con respaldo de Arabia Saudí del Newcastle inglés y demandó a la Premier League que incluya a la hora de revisar la idoneidad y legalidad de estos procesos “cuestiones relativas a Derechos Humanos”, aspecto en el que el país asiático guarda “un terrible historial”.
La Premier League aprobó este jueves la toma de posesión del Newcastle liderada por un conglomerado de propietarios de Arabia Saudí después de resolver varias “disputas legales” que inicialmente paralizaron el proceso de compra pero finalmente recibieron “garantías legalmente vinculantes” de que el gobierno del país no será el dueño del club.
“Desde que se habló por primera vez de este acuerdo, dijimos que representaba un claro intento de las autoridades saudíes de limpiar a través del deporte su terrible historial de derechos humanos con el glamour del fútbol de la máxima categoría”, criticó Sacha Deshmukh, director ejecutivo de Amnistía Internacional Reino Unido.
La organización considera que la propiedad saudí del conjunto inglés ha tenido como objetivo tanto el fútbol como “la gestión de la imagen del príncipe heredero Mohammed bin Salman y su gobierno”. “Durante este prolongado proceso discontinuo de compra, hemos visto cómo las autoridades saudíes ponían finalmente en libertad a activistas de los derechos de las mujeres como Loujain al Hathloul, aunque sólo sujeta a condiciones punitivas y sólo después de años de presión de la comunidad internacional”, recordó.
“Con Mohammed bin Salman, la situación de los derechos humanos en Arabia Saudí sigue siendo terrible: personas críticas con el gobierno, activistas de los derechos de las mujeres, activistas chiíes y defensores y defensoras de los derechos humanos siguen siendo hostigados y encarcelados, en muchos casos después de juicios manifiestamente injustos”, añadió Deshmukh en un comunicado.
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