Argentina
Maullidos interminables del “hombre gato” en el inicio del juicio por matar a su madre y su tía
Gilad Pereg, de 39 años, solo responde “miau” a las preguntas de la jueza en la vista por el asesinato de su madre y su tía
La Justicia de la provincia argentina de Mendoza (oeste) comenzó a juzgar este martes a Nicolás Gilad Pereg, conocido públicamente como el “hombre gato”, por haber asesinado presuntamente a su madre y su tía, ambas israelíes, a comienzos del 2019. Nada más empezar esta primera audiencia, la magistrada del Tribunal Colegiado Nº 1 de Mendoza, Laura Gallardo, ordenó el desalojo de Pereg de la sala, puesto que no paró de maullar desde que se sentó en el banquillo de los acusados.
“Señor Pereg, basta”, exclamó la jueza Gallardo, ante lo que él tan sólo respondió “miau”, palabra que repitió sin parar hasta que fue definitivamente apartado del lugar. Tras ese percance, el “hombre gato” fue dirigido a una sala contigua al tribunal, desde la cual pudo seguir el resto de la audiencia, aunque no hizo ninguna intervención adicional.
En este juicio, Gilad Pereg (39 años) afronta cargos por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” de su madre Pyrhia Saroussy (63) y por el “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego” de su tía Lily Pereg (54), por los que puede ser condenado a cadena perpetua.
La defensa de Pereg tratará de demostrar el carácter “inimputable” del acusado debido a su condición psiquiátrica, una decisión que tomará un jurado popular conformado por seis hombres y seis mujeres. Según un comunicado del Poder Judicial mendocino, el juicio constará de diez días de audiencia y está previsto que declaren más de cincuenta testigos en ese tiempo.
ASESINATO Y DESAPARICIÓN
Pyrhia Saroussy y Lyly Pereg desaparecieron el 12 de enero del 2019, apenas un día después de llegar a Mendoza para visitar al hijo de la primera de ellas, que llevaba diez años viviendo en Argentina. Después de dos semanas de búsqueda, la Policía halló los cuerpos de las dos hermanas en la casa de Gilad Pereg, los cuales estaban enterrados con piedras y tierra a una profundidad de entre 1,50 y 1,80 metros.
Los agentes también hallaron restos de sangre en una bolsa de cemento y manchas similares en la camiseta del “hombre gato”, principal sospechoso de la desaparición desde el primer momento. Tras su detención, Pereg amenazó con quitarse la vida y fue derivado a una institución psiquiátrica, en donde permaneció internado a la espera del juicio.
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