Invasión

La voluntad de vencer de los ucranianos

Putin no contaba con la inflexible decisión de sus “enemigos” de defender su Patria a toda costa

Cuando Vladimir Putin, a la vista de los informes que le presentaron sus servicios de información, decidió la invasión de Ucrania, convencido de que no llegaría el día de hoy, con un mes de conflicto, 30 días cuando debían ser de tres a siete como máximo, no debió evaluar, dentro de los tres principios de la guerra, el más importante: la voluntad de vencer.

Dichos principios, la capacidad de ejecución, la libertad de acción y la citada voluntad de vencer, son necesarios para, mediante una acción conjunta, lograr la victoria en un conflicto militar.

Los dos primeros, debió pensar el premier ruso, se daban por hecho: la capacidad de ejecución, con un ejército inmensamente superior en fuerza al ucraniano, estaba garantizada.

La libertad de acción, que implica, entre otras muchas cosas poder llevar la iniciativa en todo momento como potente arma de efectos psicológicos sobre el enemigo, del que se tiene toda la información necesaria, también lo sumó en su haber. Y aquí pudo estar el primer fallo de su pretendida guerra relámpago. No tenía la información exacta porque sus servicios secretos, por las razones que sean pero que han terminado en depuraciones, no le dieron los datos correctos.

Con todo, el fallo más estrepitoso, sea cual sea el final del conflicto, fue en lo relativo a la voluntad de vencer, que es el principio más importante de los tres. ¿Se preguntó si sus tropas, algunas de reemplazo, comiendo raciones caducadas, engañadas con unas supuestas maniobras en Bielorrusia; en definitiva, reclutas inexpertos, entendían la guerra que emprendían, contra un enemigo con el que comparten tantas cosas, incluida la lengua en amplios sectores, religión, costumbres? ¿Iban a interiorizar sus tropas eso de que iban a combatir, a la vez, el nazismo y los “peligrosos” lobys judíos, una contradicción para hacérsela ver? ¿Evaluó objetivamente cómo estaban los tres referidos principios del lado del “enemigo?. Tras un mes, parece que no.

Es cierto que los ucranianos han tenido que ser ayudados materialmente para implementar la capacidad de ejecución y una creciente libertad de acción, pero lo que sí tenían claro era su voluntad de vencer al invasor, defender a su patria por encima de todo. Y contra eso, si no existe una misma voluntad del otro lado, poco se puede hacer. Porque, aunque Putin lograra la conquista total de Ucrania, se enfrentaría a una guerra asimétrica, una guerra de guerrillas, y, de eso, ya tienen la experiencia de Afganistán, de donde tuvieron que salir derrotados.

Según los expertos en la materia, desde 1976, como consecuencia de la doctrina oficial de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se recogen como principios fundamentales: la voluntad de vencer, la libertad de acción y la capacidad de ejecución. Y como derivados de ellos: seguridad, secreto, sorpresa, economía de medios, acción de conjunto, aprovechamiento del éxito y flexibilidad.

Si se analizan uno por uno estos principios, derivados se observa que la invasión se la había anuncia días antes a Putin el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden: pérdida de la seguridad, secreto y sorpresa a la vez. No está mal.

De la economía de medios no parece que se haya utilizado y,aparentemente, se ha malgastado. Y de los otros, no se puede aprovechar un éxito que no se ha logrado y la flexibilidad ha brillado por su ausencia. En algunos casos, se ha dado la impresión de grandes dosis de improvisación que se han “resuelto” con la amenaza de utilización del arma nuclear, que es una forma de reconocer que uno no va ganando en el conflicto. Lo de la utilización de los chechenos y los sirios, como efecto psicológico para amedrentar al enemigo, parece que tampoco ha dado sus frutos y lo único que se ha logrado es convertir al Regimiento Azov, acusado de nazismo y ultraderechismo por activa y por pasiva, en un icono de la voluntad de vencer, el principal de los principios.

Contra esa voluntad de vencer de los ucranianos se podrán utilizar, si Putin y sus asesores (que deben pensar en los actuales momentos más en el peligro de un arresto domiciliario que en la correcta planificación de las tácticas a seguir porque la estrategia general hace aguas) todas las armas posibles, hasta las prohibidas expresamente por los convenios internacionales.

Putin, una persona que ha dirigido los servicios secretos de su país, debió tener en cuenta que no es lo mismo, a efectos de moral de combate, invadir que ser invadido. Es verdad que en otras ocasiones no le habían salido mal la jugada, pero no esta vez no contaba con los ucranianos, cuya capital Kiev pasa por ser la madre de todas las “rusias”.