Europa

Testimonios

Una familia refugiada por segunda vez: “Ucrania no perdonará esto”

Valentina Morozova vive en España desde hace ocho años, pero en marzo recibió a su madre y a su tía como refugiadas al ver peligrar sus vidas en Kyiv

Entrevista a Ucraniana residente en España que ha acogido a su madre y su tía en casa por la inasion de Rusia a su pais.
Entrevista a Ucraniana residente en España que ha acogido a su madre y su tía en casa por la inasion de Rusia a su pais.Jesús G. FeriaLa Razon

Valentina Morozova solía viajar cada pocos meses a su Kyiv natal, donde se encontraba con su familia y sus amistades y disfrutaba de una ciudad de la que destaca su digitalización y su modernidad. Pero esa costumbre se vio interrumpida de manera abrupta, como tantas otras cosas, cuando comenzó la guerra. «El aire era tenso, sabíamos que iba a pasar algo, pero nadie pensó que sería una invasión tan cruel. El 24 de febrero, mi hermano me despertó diciendo ‘ya está, nos están bombardeando’», relata la productora, periodista y actriz a LA RAZÓN.

En octubre cumplirá ocho años en España, un país cuya cultura siempre le había gustado. Un máster le dio la oportunidad de quedarse un año en él, pero lo que hizo que se mudara definitivamente fue el amor. Hasta hace poco, vivía con su pareja y su hijo Antonio en una urbanización de El Escorial. Sin embargo, en marzo de este año, su madre (Zemfira Morozova) y su tía (Meri Dzakhia) se sumaron a la convivencia en calidad de refugiadas.

Entrevista a Ucraniana residente en España que ha acogido a su madre y su tía en casa por la inasion de Rusia a su pais.
Entrevista a Ucraniana residente en España que ha acogido a su madre y su tía en casa por la inasion de Rusia a su pais.Jesús G. FeriaLa Razon

Antes de llegar a España, pasaron dos semanas en un búnker, atravesaron un camino de Kyiv a Leópolis con cambios de ruta continuos para no ser vistas por las tropas rusas y emprendieron un accidentado viaje en autobús hasta llegar al ansiado reencuentro con Valentina en Lublin antes de pasar por Varsovia y Berlín para llegar a su nuevo hogar. El hermano de Valentina, que perdió a su padre dos meses antes de que comenzara la guerra, se llama Tengiz Morozova y sigue trabajando como voluntario en Kiev, un lugar en el que, pese a las sirenas, la normalidad se abre paso de la mano de la costumbre.

Tengiz es neurocirujano y su madre catedrática y maestra en el instituto de medicina, un trabajo al que tiene muchas ganas de regresar pese a que, por seguridad, posiblemente estará un tiempo sin impartir clases. Valentina cree que la guerra durará un año más, pero confía en que Ucrania terminará ganando, frenando lo que a su juicio podría ser «una metástasis para Europa perpetrada por Vladimir Putin».

«En 1992, mi familia tuvo que abandonar una casa preciosa en Georgia y no pudo regresar jamás»

Pese a su tono esperanzador, el caso de su familia es especialmente dramático, pues esta es la segunda vez que se ve obligada a emigrar como refugiada. «Mi madre es georgiana. En 1992, los rusos hicieron en Sujumi lo mismo que han hecho ahora en Donbass. Mi tía y mis abuelos tenían allí una casa preciosa, pero, cuando empezó la guerra, cogieron una maleta y emigraron a Ucrania. Pensaban que podrían volver en un mes, pero eso no ocurrió nunca», recuerda con desazón. Es por eso que, ahora, su familia siente que está reviviendo la pesadilla 30 años después.

«Mi tía no tiene fotos de su infancia ni pertenencias, porque todo se quedó allí. Esto me marcó mucho. Tenía 7 años, pero recuerdo verla llegar con mis abuelos. Mi abuela tenía la cara completamente cambiada, y no era para menos: de sus vecinas, una fue quemada viva en su casa y a otra le cortaron la cabeza», añade. Quizá por ese cúmulo de experiencias, en 2014 Valetina empezó a sacar a niños y niñas del conflicto de Donbass para traerlos a España desde www.ukrainianlives.org, que multiplicó su actividad cuando comenzó la guerra.

Además de ayudar con los papeles a los refugiados cuando llegan a la península, los voluntarios de la asociación se vuelcan en llevar a los ucranianos pedidos con los productos que necesitan. «Tenemos allí amigos, a mi familia, otros voluntarios en la frontera recibiendo peticiones sobre lo que hace falta... mandamos miles de cajas con toneladas de ayuda y colaboramos con la embajada», enumera. Desde la organización han notado que hay menos ayuda que antes, algo que atribuye a que «la gente se cansa y no todo el mundo puede ayudar».

Día de la Independencia de Ucrania

Volodímir Zelenski advirtió hace unos días que el Kremlin podría aprovechar el Día de la Independencia de Ucrania, que se celebra este miércoles 24 de agosto, para preparar una «sorpresa especialmente cruel» a la ciudadanía asediada; algo que Valentina espera, con miedo, que no se cumpla. Además, cree que el presidente es un ejemplo de los valores de la cultura del país por el «coraje» que demuestra al no abandonarlo.

Valentina apremia el posicionamiento de la UE en el conflicto, tacha al ejército ruso de «monstruos violentos, violadores y ladrones», deja claro que Ucrania no les perdonará y apunta que, mucho antes del desafortunado 24 de febrero de 2022, Putin ya negaba que Ucrania fuese un estado independiente. En esa línea, celebra que por fin la gente haya empezado a «valorar la identidad del país al margen de Rusia» e invita a visitarlo en cuanto sea seguro.